Pepenando en los tianguis de chácharas chilangos, un viejo viejo pandillero punk ha construido un archivo sonoro minucioso que documenta medio siglo de música grabada en Ciudad Nezahualcóyotl
En sus manos, un disco de 12 pulgadas. Sobre la cubierta, ilustrada con un camión de esos “chimecos”, unas letras futuristas: SUPER NEZA y su éxito: La Llanta Ponchada. “Fue grabado hace más de 40 años”, dice la voz acalambrada de Pablo Hernández.
A Pablo le dicen “El Podrido” desde los 13 años. Hoy, a sus 57, está hecho un greñerío: pelo y barbas enmarañadas, dos anteojos sobre una sonrisa torcida. A sus pies crece el desorden, que son cientos de discos compactos, revistas, cassettes y una bocina que revienta rolas del Haragán.
“Tengo el registro por orden alfabético, año, autores”, le dice “El Podrido” a Tonatiuh López, un millennial treintañero que lo visita en representación del Patronato de Arte Contemporáneo, una asociación que gestiona apoyos para emprendimientos culturales. Hace tiempo, un galerista les habló del proyecto de Pablo Hernández.
El proyecto es esto: una habitación destartalada (10 metros cuadrados) en el tercer piso de una vecindad de la colonia Las Águilas, Ciudad Nezahualcóyotl.
Muros llenos de fotos y stencils, grabados oaxaqueños acumulados debajo de fanzines, revistas, memorabilia de tocadas [Charly Montana con Sonido La Changa, Los Ramones en el Balneario de Pantitlán] y un archivo con más de 600 álbumes, sencillos, compilados de distintos géneros y formatos, grabados a lo largo de medio siglo por músicos de Neza.
—¿Compartes esto con la gente? —pregunta Tonatiuh.
—La banda viene porque sabe que aquí estoy, se toman una chela, les pongo música. Esta era la casa de mis papás. Hoy cada hermano tiene su espacio. Yo vivo abajo, pero este cuarto es para el archivo. Entre amigos organizamos algunas tocadas para comprar el cemento, la arena, la varilla y construirlo. Es que en Neza sí nos gusta hacer obra.
“El Podrido” ironiza con la palabra “obra” y sus dientes muestran una sonrisa espesa. Sabe que este cuarto, y lo que contiene, bien puede tener un valor en el mercado del arte.
—Pero a mí me gusta la autogestión —ríe, celoso de su acervo—. Ver hasta dónde se puede llegar con lo que hay. Soy un punk.
Sobre uno de los muros, puede leerse grafiteado el título de esta pieza: “Archivo Sonoro de Neza”.
De Organización Génesis a Colectivo Caótico
En sus manos ahora hay un cassette: Colectivo Caótico, 1989. Con todo y sus tapas de fotocopia, ese objeto es histórico. Liderado por Francisco Valle, “El Iti”, Colectivo Caótico fue una de las expresiones más logradas de lo que en algún momento se conoció como Los Mierdas Punk (MP): pandilla juvenil que llegó a integrar a 600 chavxs repartidxs por decenas de sectores en todo Neza durante los 80s.
A diferencia de Los Panchitos, a los MP les distinguió su politización. Cineastas como Gregorio Rocha y Sara Minter documentaron a esta pandilla que se jugaba la vida organizando tocadas luego de pepenar ropa de la basura del bordo del Xochiaca. “El Podrido” aparece en aquellas filmaciones. “MP: Sector Aguiluchos”, dice orgulloso.
Oficialmente, Neza se fundó en 1962. Como muchxs de quienes llegaron en esos años, su padre era un joven zapoteca nacido en Santiago Comaltepec, Oaxaca, que migró a la ciudad de machetero.
Sin agua potable o luz eléctrica, los recién avecindados devinieron albañiles, plomeros, herreros. A espaldas de la ciudad construyeron sus alcantarillados, instalaron postes de luz y donde antes había un lodazal, apareció de pronto la colonia del Sol o la Evolución.
Barrios que se convertirían en el hogar de músicxs de Oaxaca y Guerrero que formarían después conjuntos como la Estudiantina de Ciudad Nezahualcóyotl, Aarón y su Grupo Ilusión o la Organización Génesis.
“Los Génesis son de la Evolución. Mi padre conoció a mi madre en esa colonia. Él murió a los 33 años. Trabajaba en una fábrica de acumuladores: los ácidos de las baterías le perforaron los pulmones”, cuenta.
Un archivo informal
Al “Podrido” se le suele encontrar con una bolsa de discos bajo el brazo. Es una de sus fuentes de ingreso: surtir a coleccionistas de acetatos raros que él ha aprendido a encontrar entre la cháchara inagotable de El Salado o intercambiando joyas en El Chopo.
Así ha formado su propio archivo. Puede hablar por horas sobre los pleitos legales entre las bandas [Atlántico Tropical contra Los Selenautas; Factotum contra Las Víctimas del Doctor Cerebro], sobre la devoción de los nezayorkinxs por grupos ingleses como status quo, sobre el esfuerzo de hip-hoperxs rumberxs por lograr grabaciones decentes o sobre el trabajo que han hecho por décadas promotorxs culturales de la zona.
Más de medio siglo de historia musical de Neza permanecen resguardados en este cuarto de azotea. Por lo pronto, “El Podrido” ha escrito un libro en donde desglosa uno a uno sus hallazgos sonoros. Espera publicarlo pronto, por sus propios medios.
Ya antes ha publicado libros sobre la historia del graffiti en estas calles o sobre el punk de los 80s, el movimiento juvenil que le enseñó todo. Más que informal, el suyo es un archivo anarquista: un “anarchivo” en donde construye, poco a poco, la memoria de esa otra ciudad que se acostumbró a existir a contracorriente de las posibilidades.
Desde Charly Montana hasta Factotum, pasando por las viejas orquestas de cumbia y los grupos de punk que definieron los años 80 al oriente de la capital, son parte del archivo sonoro de “El Podrido”
- 1,077,208 habitantes hay en Nezahualcóyotl, según los últimos datos del INEGI