Un tranvía circulando frente a la Plaza de San Jacinto alrededor de 1920. San Ángel y sus alrededores estaban entre los lugares preferidos por los capitalinos para realizar paseos de recreo o incluso construir casas de descanso, ya que constituían un vergel, rico en árboles frutales, clima templado y tierras fértiles bañadas por el río Magdalena, entonces lejos del bullicio de la Ciudad de México.