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Si los actores políticos y los poderes económicos pusieran, antes que su interés particular, el interés del País, entonces la Reforma Constitucional en telecomunicaciones—como igualmente la de educación–no debería tener objetores.
Sé que eso es una ilusión y que en sentido contrario, las reformas mencionadas tiene muchos y poderosos opositores.
En respecto a la de telecomunicaciones, los más inteligentes—como buenos jugadores de póker—no expresan claramente sus emociones para no enseñar sus cartas.
Así lo hacen, debido a que en lo inmediato reconocen su imposibilidad de revertirla.
Otros objetores de esta reforma en telecomunicaciones aprendieron la lección y ya no intentaron—como en ocasión pasada—su “reality show”.
Saben que si antes fue inútil su espectáculo, intentarlo ahora, aparte de un ridículo mayor, les sería imposible vencer a los principales partidos y al gobierno sumados en el pacto.
¿Pero podrían cautivar, cooptar o comprar a legisladores?
Lo han intentado, pero los resultados de tal acción han sido hasta ahora magros: A ciertos senadores les prometieron hacerlos gobernadores (¡Ahhh,! son tan ingenuos) y a otros diputados les ofrecieron hacerlos primero Senadores y ¡porque no! , les dijeron, también gobernadores.
Sin embargo, dentro de los objetores están “los contreras”; los del no por el no; los que confunden el ser oposición política con necedad obtusa; los que no quieren que se dé ningún cambio porque piensan que sólo ellos, sintiéndose “profetas” están “destinados para anunciarlo”.
También, dentro de los “contreras” están los de la “estrategia revolucionaria”, aquella que determina “que entre más peor, mejor”; la que dice que entre más pobreza y desgracia para el país y para la gente, mejor para la revolución; los que apuestan a que todo se derrumbe para que entonces haya algo que ellos y solo ellos puedan levantar.
Por último están los objetores de conciencia; los que honrada y genuinamente critican la reforma.
Para estos últimos digo:
-que la reforma en telecomunicaciones crea instrumentos eficaces para combatir y terminar con los monopolios.
-que se recupera la soberanía de la Nación sobre el espacio radioeléctrico.
-que se garantiza el acceso de la gran mayoría de la población a las nuevas tecnologías de la información y del conocimiento.
-que las concesiones ya no serán favores políticos que se retribuyen con abyección y dependencia al presidente.
-que las telecomunicaciones serán, a partir de ahora, servicio público de interés general
-que se garantiza el derecho a la información veraz, plural y oportuna.
-que ya no podrá trasmitirse publicidad engañosa y tramposa.
-que ya no habrá propaganda electoral disfrazada de información y así, muchos cambios que ponen en el centro el beneficio del país y de la gente.
Y además digo: que de estos cambios es participe un nuevo PRD que, desde una oposición constructiva; aporta soluciones para el bienestar de la gente.
¡Anímate y Opina!
*expresidente del PRD e integrante del Consejo Rector del Pacto por México
(Jesús Ortega Martínez | MÁS POR MÁS)