La semana anterior se llevó a cabo en la ciudad de Nueva York la Book Expo America: una de las ferias del libro más importantes en el mundo. Este año México fungió como país invitado de honor: la distinción obligaba a la delegación mexica a organizar una programación con personajes y proyectos culturales destacados.
Entre los invitados estuvieron los artistas Felipe Ehrenberg y Abraham Cruzvillegas, los editores Marcelo Uribe, Guillermo Quijas y Sara Schulz, los escritores Juan Villoro, Alma Guillermoprieto, Naief Yehya, Carmen Boullosa, Álvaro Enrigue y Valeria Luiselli entre otros. Además se montó una exposición de Manuel Álvarez Bravo en el Instituto Cervantes y se llevó a cabo la presentación del fenómeno editorial editado por Trilce, La Tacopedia, en un nuevo y muy exitoso bar mexicano llamado Casa Mezcal.
Hace unas semanas, cuando el nieto de Malcolm X fue asesinado brutalmente en un bar en Garibaldi, el periódico The New York Times publicó una nota consignando el hecho. En ella el periódico decía que estos episodios de violencia extrema enturbiaban la imagen renovada, enérgica y vibrante (los adjetivos son todos del periódico) que tenía actualmente la Ciudad de México entre los habitantes de la Gran Manzana.
La entusiasta reacción de la gente entorno a la participación de México en la Book Expo America me mostró que las consignas del New York Times no eran exageradas: la cultura mexicana está de moda en los Estados Unidos, pero el clima de violencia que impera en todo el país hace que en muchas ocasiones la balanza se incline del lado del miedo por encima de la curiosidad.
Una curadora del MoMa confesaba muy avergonzada que nunca había estado en México. Si hasta ahora se había perdido lo que en su juicio es una de las escenas más interesantes que hay en el mundo del arte contemporáneo hoy en día, es porque le parece irresponsable visitar nuestro país con su hijo de un año de edad.
Esto es una muestra, un tanto frívola y superficial quizás, pero representativa al fin y al cabo, de lo brutalmente polarizada que se encuentra la sociedad mexicana: por una parte hay una escena artística, literaria y cinematográfica que se reconoce en todo el mundo por su talento y calidad, hay un creciente sector de la población movilizándose para dejar de depender económicamente de los gigantes burocráticos tanto nacionales como privados (empresas de reciente creación generan hoy el doble de recursos financieros que hace seis años), y por el otro hay un estado de anarquía en el que los cárteles han capitalizado las muchísimas décadas de marginación y pobreza en las que se encuentra la mayor parte del territorio mexicano.
Está en el interés de toda la población y de los grupos de poder político y económico, responsables en buena medida de la debacle que estamos presenciando, encontrar la manera de reconciliar las múltiples realidades de nuestra sociedad y ofrecer condiciones de vida dignas para todos.
*Diego Rabasa es parte del consejo editorial de Sexto Piso y del semanario capitalino La semana de Frente.