9 de noviembre 2022
Por: Redacción

Reflexiones sobre el consumo con conciencia social 

Fotografía: Shutterstock

Desde hace tiempo decidí que dejaría de usar la palabra “comercio justo” porque considero que este término es impreciso e irreal desde mi experiencia en trabajo de campo constante y platicando con personas involucradas en las cadenas comerciales a distintas escalas. 

Lo que pienso que es más posible es el comercio consciente desde el punto de vista social, aunque haya contradicciones a las que difícilmente podemos escapar (acceso, poder adquisitivo, desiertos alimentarios, gustos adquiridos, etc.). También opino que es viable optar por esquemas de economía circular: intercambio, mantenimiento, reutilización, remanufactura y reciclaje vs. tomar, hacer y desechar.

Aunque hay que recordar que no todo (o casi nada) está en nuestra acción individual únicamente: gran parte de las problemáticas son sistémicas y los diferentes actores políticos y empresariales deben actuar. 

Se necesitan políticas públicas que atiendan las necesidades urgentes de la población más precarizada, que establezcan y hagan cumplir normas relacionadas con las cadenas alimentarias, así como aquellas que apoyen sistemas agroecológicos seguros que no devasten el medio ambiente ni a las culturas locales, que los esfuerzos comunicativos oficiales para el cuidado de la salud no sean estigmatizantes con ciertos grupos, entre otras problemáticas.

Como datos relacionados con nuestro contexto: México es de los países que mayor inflación registró en alimentos entre los miembros de la OCDE durante septiembre de 2022 (14.6 % anual); 70 % de los hogares en el país aumentaron gastos generales y 72 % el gasto alimentario en 2020 y 2021 (ENSANUT, 2021); y aquellos con menos ingresos (rurales, de pueblos originarios o de jefatura femenina, entre otros factores de desigualdad), son los más afectados en sus compras alimenticias. 

Todo lo anterior hace que el panorama sea complejo, de ahí que debemos cuidar no sonar aleccionadores en nuestros mensajes al recomendar comprar “aquí sí” vs. “aquí no”, comer “eso sí” vs. “eso no” en un tono dicotómico, moralizante y hasta ingenuo. 

A continuación dejo algunos puntos clave que podrían servirte en tu entorno inmediato y confieso que a veces me siento incongruente o privilegiada, y eso me ha empujado a hacer cambios y búsquedas. ¿Te checa, te ha pasado? Conversemos.

Texto por Mariana Castillo Hernández

TW/ IS: @marviajaycome

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