Generalmente no existen síntomas durante varios años, por lo que cuando se presenta alguna molestia, la enfermedad podría haberse diseminado a otros órganos.
1.- Dificultad al orinar (retraso o lentitud para comenzar a orinar)
2.- Goteo urinario, en especial, inmediatamente después de terminar la micción
3.- Retención urinaria
4.- Dolor al orinar
5.- Dolor al eyacular
6.- Dolor de espalda en la parte inferior
7.- Dolor con la defecación
8.- Exceso de orina en la noche
9.- Incontinencia
10.- Dolor o sensibilidad en los huesos
11.- Hematuria (sangre en la orina)
12.- Dolor abdominal
13.- Anemia
14.- Pérdida de peso involuntaria
15.- Letargo
Es necesario que un médico diagnostique el padecimiento, pues el trastorno de hiperplasia prostática benigna (deterioro de la función urinaria), también causa esos síntomas.
Si se detecta en etapas iníciales se puede curar con cirugía, por ello la importancia de acudir al médico a partir de los 40 años, en forma anual, aunque no se tengan síntomas.
Cuando se detecta en etapas más avanzadas y ya se presentan síntomas, sólo se controla con medicamentos.
Las intervenciones dirigidas a su combate deben encaminarse a promoción de estilos de vida más sanos, la prevención de riesgos específicos entre los sectores de la población más expuestos, la detección oportuna de casos y la atención temprana de los enfermos.
Información tomada del sitio web de la Secretaría de Salud del Distrito Federal.