Durante los días 10 y 11 de mayo, la Ciudad de México experimentó una serie de 15 sismos con epicentro en la zona, según el Servicio Sismológico Nacional (SSN) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Estos sismos tuvieron magnitudes que oscilaron entre 1 y 3, y se registraron a una profundidad de 1 a 1.5 kilómetros. El mayor sismo, con una magnitud de 3.0, ocurrió cerca de la alcaldía Magdalena Contreras.
Aunque estos sismos fueron claramente perceptibles debido a su origen local y a su poca profundidad, se consideran parte de la actividad sísmica habitual en la Zona Metropolitana del Valle de México.
El SSN ha registrado esta actividad sísmica desde 1974, gracias a la implementación de un sistema de instrumentos de registro. Se atribuye a la presencia de pequeñas fallas geológicas activas en el subsuelo del Valle de México. En los últimos años, la capacidad de detección instrumental ha mejorado, lo que permite registrar sismos de magnitudes muy bajas.
Es importante destacar que los sismos más grandes en México generalmente se originan en la costa del océano Pacífico. No hay registros científicos de que se haya producido un sismo de magnitud similar en la altiplanicie de la Ciudad de México. Por lo tanto, es poco probable que ocurra un sismo de gran magnitud en la capital, según la evidencia histórica.
Las fallas geológicas activas en el subsuelo de la Ciudad de México son fenómenos naturales que se encuentran presentes en todo el país y no están relacionadas con actividades humanas. Aunque estas fallas muestran actividad sísmica con cierta frecuencia, los sismos generados no representan un peligro significativo para la población ni para la infraestructura.
Es importante destacar que la actividad sísmica en la Ciudad de México no está vinculada con la actividad reciente del volcán Popocatépetl ni con la actividad sísmica en otras regiones del país. Estos son fenómenos geológicos independientes.
Hasta el momento, no se han reportado daños en la infraestructura de la Ciudad de México como consecuencia de la actividad sísmica local. El Servicio Sismológico Nacional lleva a cabo un monitoreo constante de la actividad sísmica para mantener a la población informada y segura.
Se recomienda encarecidamente obtener información únicamente de fuentes oficiales y no hacer caso a rumores o noticias alarmistas que carezcan de sustento científico. La divulgación responsable de información contribuye a mantener la calma y a tomar las precauciones adecuadas en caso de eventos sísmicos.
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