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La Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural explica que este suelo ayuda a regular el clima y por eso es indispensable que no se venda ni se construya sobre en estos territorios.
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POR JORGE ALMAZÁN R.
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El Congreso de la Ciudad de México aprobó en agosto pasado reformas en el Artículo 16, en su numeral 5 de la Constitución local, mediante las cuales queda eliminado el concepto de “suelo rural”, de manera que ahora el territorio de la capital del país sólo se clasifica en “urbano” y “de conservación”.
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Además, se estableció una garantía presupuestal para la protección de los bosques, por lo que para el suelo de conservación se otorgará el mismo monto anual de presupuesto previsto en el año anterior y nunca podrá disminuir.
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¿QUÉ IMPACTO TIENE EN LA VIDA DE LA POBLACIÓN?
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La directora general de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corenadr) de la Secretaría del Medio Ambiente, Columba López, explica que en 1987 se habló por primera vez de la necesidad de tener una Ley de Conservación, y en 1996 se publicó la Ley de Desarrollo Urbano del Distrito Federal, con la cual se dividió el suelo de conservación del suelo rural, lo que delimitó la zona sur y norte de la ciudad.
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Después, en el 2000, se publicó el Programa General de Ordenamiento Ecológico del Distrito Federal para regular el suelo de conservación; en esa ocasión se identificaron al menos ocho grandes zonificaciones: para la producción agroecológica, la forestal de conservación, la forestal de preservación, las áreas naturales protegidas y la de minería, actividad no permitida en la Ciudad de México pero sí en algunas partes como Iztapalapa.
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“El suelo de conservación lo integran nueve alcaldías: Gustavo A. Madero, Cuajimalpa, Álvaro Obregón, Magdalena Contreras, Tlalpan, Xochimilco, Tláhuac, Milpa Alta e Iztapalapa, esto es 59% del territorio de la ciudad, aproximadamente 88 mil 400 hectáreas, y donde ya se hablaba agroecológico especial porque aquí está prohibido el uso de agroquímicos.
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Fue con la doctora Claudia Sheinbaum como secretaria del Medio Ambiente cuando se impulsó muy fuerte la parte agroecológica, pero cuando ella se fue, se les olvidó la parte forestal de conservación y la forestal de preservación, y como no se tocaban, no permitía que se regeneraran los árboles y las 17 áreas naturales protegidas de la ciudad más cinco federales”, dice López Gutiérrez.
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SUELO DE CONSERVACIÓN
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“La gente debe saber la importancia del suelo de conservación, pues permite una serie de actividades que conservan la tierra. [Antes] estaba dividido y eso fue lo que ‘le puso en la torre’ e hizo que la gente pudiera venderlo con mayor facilidad porque no había una reglamentación para su conservación, además de que el presupuesto de Corenadr era tan chiquito que de los 254 mil árboles que tenían, 170 mil los pagó Conafrut”, menciona.
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Ahora se tiene una política de restauración ecológica con el Programa Altépetl, con un presupuesto de mil 100 millones de pesos para suelo de conservación.
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“Los productores están regresando al campo. Hemos hecho que las actividades agrícolas y pecuarias tengan una norma que es la única que existe en el mundo para la producción agroecológica del suelo de conservación, trabajamos en ella para ponerle el sello verde que distingue, reconoce, y sobre todo, incentiva económicamente a aquellos productores que deciden practicar la agroecología. Se han entregado más de 24 mil metros cúbicos de biofertilizante gratuito para que los suelos se restauren”, dice.
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BAJO LA CAPA VERDE
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El suelo de conservación es una zona de recarga de mantos acuíferos, por ello no se pueden utilizar plaguicidas, pues corresponde al 60% de agua que se consume en la Ciudad de México, además de que provee oxígeno con los 30 millones de plantas colocadas en cinco años, equivalentes a 21 veces las cuatro secciones de Chapultepec, lo que ha ayudado a que la calidad del aire sea mejor, pues antes de 2018 había 77 días al año de aire limpio y ahora son 128 días.
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“El suelo de conservación nos ayuda a regular el clima, hoy sentimos mucho calor cuando debería de estar lloviendo o haciendo frío y tiene que ver con el cambio climático, por eso es indispensable que no se venda ni se construya en él, porque además, muchos ‘propietarios’ no tienen papeles y han llegado a vender esa tierra en distintas ocasiones, hay casos que hasta 100 veces”.
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En los próximos días se inaugurará el Banco de Germoplasma, único en el país y en América Latina. “Estamos a la vanguardia. Vinieron más de 50 académicos de diferentes universidades a hacernos una evaluación, y el coordinador de ellos dijo que estamos a un gran nivel, al igual que Suiza.
