A las 13 horas, 180 personas ya aguardaban a fuera de la estación San Lázaro la apertura de la nueva línea; sin embargo, nadie les informaba sobre la hora exacta en que abriría al público.
Sesenta minutos más tarde, los pasajeros –desesperados por no poder subir a la Línea 5 y llegar a la Gustavo A. Madero– cerraron al paso vehicular la avenida Eduardo Molina para presionar a las autoridades y así abrieran la estación.
La mayoría de los inconformes eran personas que ya no encontraron microbuses la mañana de este martes por lo que no les quedó de otra más que formarse para abordar la nueva Línea 5.
Al conductor de un automóvil no le pareció que los pasajeros cerraran Eduardo Molina y aceleró su coche golpeando con la lámina a uno de los manifestantes, logrando así evadir el cerco.
La presión por el cierre de la vialidad hizo que las puertas de la estación San Lázaro del Metrobús se abrieran por primera vez al público a las 14:48 horas, el tumulto de personas abarrotaron en segundos el andén.
El primer autobús en transportar a los pasajeros fue el CEM-607, pero resultó insuficiente por lo que cientos de personas seguían varadas en la estación, llegó un segundo autobús que volvió a llenarse de personas sin lograr vaciar los andenes.
Pero la situación empeoró porque el tercer Metrobús llegaría a San Lázaro 30 minutos después. Durante este tiempo un aproximado de mil 500 personas ya habían llegado para abordar por primera vez la Línea 5.
TODO POR UN LUGAR
En las estaciones Río Guadalupe y San Juan de Aragón la gente también se peleó para poder entrar a la Línea 5. Una pasajera tuvo que esperar dos estaciones para descender de la unidad porque la puerta trasera del autobús se atascó.
“Esto está peor que el micro, si el Metrobús va a pasar cada 30 minutos no conviene”, dijo una mujer molesta a la que le costó mucho poder entrar.
(JOSUÉ HUERTA)