Sobre Calzada de Tlalpan, en el número 959, se encuentra el motel más antiguo de la capital. En alguna de sus crónicas, Héctor de Mauleón ha escrito acerca de este lugar. Se refiere a él como El Silencio y señala, citando al también cronista Armando Jiménez, que el establecimiento abrió sus puertas en 1935. Al respecto sólo habría que hacer dos precisiones: la primera, que el nombre que actualmente tiene este hotel (basta entrar para darse cuenta que en realidad es un motel, con cajones de estacionamiento para los vehículos junto a cada habitación) es Casa Silencio.
La segunda, que, según consta en una placa del antiguo Departamento del Distrito Federal, este “estacionamiento y hotel” tiene fechada su licencia de construcción el “7 de febrero de 1941”.
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De acuerdo con una de las empleadas del motel, a quien curiosamente le ha llegado información de este lugar, no por los dueños, ni por sus antecesores en el cargo, sino por el periódico que un señor le lleva cada vez que hay alguna publicación acerca del mismo, antes de funcionar como lo que ahora es, este inmueble ya servía como mesón.
“Aquí llegaban los ‘inditos’ con sus mulas y su mercancía para hospedarse cuando venían a la ciudad”, refiere la mujer que atiende a los vehículos que llegan a solicitar algún servicio.
El motel es pequeño, apenas unas cinco habitaciones, con sus respectivos cajones de estacionamiento de cada lado del terreno. Los precios van desde 270 pesos por seis horas en una habitación sencilla hasta 930 por 18 horas de servicio en una habitación con jacuzzi.
Según cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), en la Ciudad de México se tienen contabilizados 54 moteles, lo que representa 7% del total de unidades económicas de servicios de alojamiento en la capital. Estas unidades económicas dan empleo a mil 75 personas, quienes perciben un total de 42.1 millones de pesos de remuneraciones.
Las delegaciones que concentran la mayor cantidad de moteles en la ciudad son Iztapalapa, con 23, y Cuauhtémoc, con seis, lo que representa, respectivamente, 43% y 11%, del total de unidades que se tienen registradas en la capital del país. En las delegaciones Magdalena Contreras, Milpa Alta, Álvaro Obregón y Tláhuac no hay moteles que figuren en el censo del Inegi.
El camino hacia el love hotel
Siguiendo sobre la Calzada de Tlalpan, hacia el sur, como si esta avenida fuese una línea del tiempo –para este momento ya han pasado miles de millones de vehículos sobre ella, incluidos los convoyes de la Línea 2 del Metro, se han levantado decenas de edificios de departamentos y cientos y cientos de comercios han abierto sus puertas– llegamos hasta el Cuore, uno de los hoteles ‘de paso’ más atractivos de esta arteria vehicular.
Sus enormes corazones y la iluminación color rojo que se enciende en las noches son el gran distintivo de este establecimiento. Por dentro parece un lugar fantasma, en el que apenas se alcanza a distinguir a una persona que atiende a los clientes detrás de un vidrio polarizado. Difícilmente los empleados muestran una habitación, sin embargo, por lo que dice su página de internet, este lugar forma parte de un concepto relativamente reciente de moteles u hoteles ‘de paso’: el love hotel u hotel de amor.
Los love hotels “en realidad son moteles, pero que tienen una cerecita que los hace kinky, es decir, cuentan con una serie de atractivos y accesorios que promueven una experiencia más emocionante para los huéspedes”, señala Aidee Iribe, cofundadora de Hoteles Kinky, uno de los directorios web de hoteles de amor más conocidos en la zona metropolitana de la Ciudad de México.
Además, dice Iribe, el concepto love hotel busca desmitificar el uso del motel como un lugar oscuro, antihigiénico e inseguro, y, en cambio, “darles un toque de lujo y glamour que te haga sentir cómodo y que no estás haciendo nada malo. Son espacios diseñados para el amor con atracciones y mobiliario que te permite realizar diferentes posiciones y prácticas”.
De acuerdo con la cofundadora de este proyecto, el directorio Hoteles Kinky ofrece tres garantías: higiene, calidad en el servicio –desde la recepción hasta los alimentos y bebidas que se venden en los hoteles– y seguridad. Para esto llegan a realizar revisiones como si fueran usuarios de los establecimientos.
Los precios de los love hotels van desde los 400 hasta los 3 mil pesos. Las habitaciones más caras pueden contar con alberca, tobogán, sauna, terraza, solarium. El grupo de personas que mayor interacción tiene en el sitio de internet Hoteles Kinky es el de 20 a 35 años de edad.
En la Ciudad de México existen 824 unidades económicas o establecimientos considerados hoteles, moteles y/o similares, lo que representa apenas 0.2% del total de unidades económicas que existen en la capital del país, de acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco) y el Inegi.
La mayoría de estos sitios de alojamiento (52%) son catalogados como hoteles con otros servicios integrados, es decir, aquellos que ofrecen amenidades como restaurante, bar, campo de golf, etcétera. En total suman 430. Mientras que, los hoteles sin otros servicios integrados son del orden de 340 (41% del total de hoteles capitalinos).
Las dos delegaciones que concentran el mayor número de hoteles en la ciudad son: Cuauhtémoc (50%) y Miguel Hidalgo (11%). Del total de hoteles en todas las demarcaciones, 76% tienen hasta 30 empleados.
(Fotos: Roberto González y Hoteles Kinky/Cortesía)