Foto: Shutterstock

TNR, el método para que no haya lomitos ni michis sin hogar

Por: Mario Rojas
Compártelo en tus redes...

 El método TNR (atrapar, esterilizar y devolver) está probado para reducir la población de animales callejeros

Atrapar, esterilizar y devolver son tres palabras clave para terminar con la sobrepoblación de lomitos y michis sin hogar que deambulan en las calles de la Ciudad de México. La experiencia internacional así lo demuestra.

De acuerdo con la diputada local Ana Villagrán, “en países como Francia, Holanda y España se ha probado que el mecanismo de control más eficiente y humanitario es esterilizar y después volver a soltar”.

A este método se le conoce como Trap-Neuter-Return (TNR), que significa atrapar, esterilizar y devolver. Dicha política pública ha comprobado ser humanitaria y eficaz para controlar el crecimiento de las colonias de perros y gatos callejeros.

“Si el Estado no se puede hacer cien por ciento responsable del cuidado de un animal callejero, entonces se le retiene, se le cuida dos días con los protocolos adecuados, se le encierra, se le aplica la esterilización, se le da una vigilancia de máximo una semana para ver que no haya sangrados y la herida esté bien cicatrizada, y después se le vuelve a liberar en el lugar donde fue capturado. Al final son perritos de la zona que viven muchos años y pertenecen a comunidades”, dice la legisladora a + Chilango.

Agrega que actualmente la Ley Orgánica de Alcaldías las obliga a destinar 0.1% de su presupuesto anual para hacer frente al problema de los animales en situación de calle, entre ellas, campañas de esterilización, jornadas de adopción y recolección de heces a través de brigadas de Servicios Urbanos. Es un presupuesto permanente, anual, y lo pueden gastar todo en un solo evento o cada mes, “pero hoy no hay un plan que verifique que esto se lleve a cabo ni una autoridad que lo haga”, lamenta.

28 millones de animales sin hogar

De acuerdo con el Índice de Mascotas sin Hogar que publica la organización Mars Pet, en México hay alrededor de 18.8 millones de perros y 9.1 millones de gatos en situación de calle. Eso es casi 28 millones de animales, el equivalente a tres veces la población de la Ciudad de México.

En la capital del país “no hay una autoridad que tenga una cifra concluyente de cuántos perros y gatos en situación de calle hay actualmente”, indica la legisladora.

Villagrán se rehúsa a considerar a estos animales como un problema de salud pública. “Jamás y bajo ninguna circunstancia consideraría que ninguna población callejera llegara a ser vista como una plaga o un problema de salud pública”.

Incluso, resalta que desarrollan una función: “La gente se queja de que en los hospitales, bodegas o mercados públicos hay comunidades ferales de gatos, pero cumplen una función: mantener al margen a la comunidad de roedores; quienes conocen este equilibrio que ocurre con estas especies, cuidan y valoran a estos animales porque los ayudan a estar libres de otros que sí son considerados plagas, como pudieran ser las cucarachas o las ratas”.

Es por eso que urge a que se cambie la forma como se aborda este fenómeno. “Me parece que el enfoque debería ser tener jornadas de esterilización porque es lo único que va a terminar con el tema de los animales que sufren en las calles”.

“Sólo es un perro”

La legisladora alerta que México es un país peligroso para los animales. “Nuestros números de violencia en contra de ellos son alarmantes y como Estado y como sociedad progresista y de avanzada que somos, esas cifras revelan la poca importancia que le hemos dado a este tema”.

Este desdén se refleja, por ejemplo, en la negativa a sancionar duramente el abandono animal que propuso Ana Villagrán en la legislatura actual de la Ciudad de México.

“Mi intención era sancionar esta práctica porque si tú no esterilizaste a tu perra y se embarazó, y después decides abandonar a los cachorros, ¿de quién es la responsabilidad? Estás haciéndole daño a un ser vivo, no estás abandonando una caja de pizza vacía, sino a seres que tienen hambre y pueden ser víctimas de violencia. Para mí, el abandono de perros es un acto de maldad, un acto consciente de daño hacia otro ser vivo y debe ser castigado con una súper multa o con cárcel”.

Esta iniciativa, incluso, provocó burlas de sus colegas. “Ana, es sólo un perro, ¿por qué vamos a cambiar el Código Penal por un perro?”, le decían. Sin embargo, alega ella, “no sólo es un perro: una persona que ya mató, ya maltrató, ya violó o ultrajó a un perro, lo va a hacer con un niño, con una mujer, con una anciana. Los animales son el primer síntoma de una enfermedad social”.

Junto con las campañas de esterilización con cargo al erario, Villagrán sugiere replicar otras tres políticas que han resultado exitosas para hacer de la capital una ciudad amigable con los animales: leyes que castiguen duramente el abandono animal, impuestos altos a la compra de perros con pedigrí y campañas de concientización para que los ciudadanos cuiden a los animales desamparados.