Correr ayuda a tu cuerpo, mejora la resistencia cardiovascular, elimina toxinas y tu estado de ánimo es mejor, pero ¿qué pasa cuando esta práctica se vuelve una obsesión?.
Un estudio publicado por el Colegio Americano de Cardiología, detectó que los ‘corredores excesivos’ son más propensos a morir que los que corren de manera suave y adecuada.
Durante la investigación, realizada a lo largo de 12 años, rastrearon a personas sanas. De las personas que participaron en el estudio, mil 98 son corredores sanos y 413 sólo son individuos sanos, sedentarios y no corren, en el rastreo de las horas dedicadas al trote y la percepción de cada persona, se encontró que los que corrían más enérgicamente son más propensos a morir y los que lo hacían de manera muy ligera, tienen menos probabilidad de muerte.
Al finalizar el estudio habían muerto 28 ‘corredores enérgicos’ y 128 personas sedentarias que no corrían. Los fallecidos que practicaban running eran más jóvenes que los sedentarios, con menor masa corporal y tenían poca probabilidad de padecer diabetes, en comparación con el otro grupo de personas.
¿A QUÉ SE DEBE ESO?
El problema que identificaron los investigadores fue el ritmo con el que practican el running, pues al practicarlo rápidamente y en exceso aumentan los problemas cardiovasculares, es decir, si una persona toma esta práctica como una obsesión se acerca más a la muerte, al igual que una persona que se la pasa viendo la televisión sin hacer actividades físicas, debido a que el uso excesivo del running causa problemas en las arterias y las vuelve rígidas.
¿CÓMO MEJORAR?
Los investigadores recomiendan trotar una hora con 15 minutos al día, sin hacerlo más de tres días seguidos. No excederse de más de 8 kilómetros es muy importante, también la velocidad con la que lo haces, procura no correr tan rápido, trota y hazlo pocas veces.