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Todo tiene explicación científica, dicen los científicos, quienes normalmente dudan de lo que dicen, como que el universo obedece a leyes lógicas, a causas que producen efectos, que la naturaleza no tiene caprichos y los milagros no existen más que como una rareza estadística.
Los casos que aquí expongo pasan con alguna frecuencia, pero rara vez tienen explicación lógica, o bien ésta es insatisfactoria.
1) Los objetos perdidos
Tienes algo en la mano. Pongamos un lápiz. Lo dejas sobre la mesa. Te distraes y ya no está. Buscas debajo de la mesa porque quizá se cayó, mueves los objetos, te levantas pues tal vez se te metió entre la ropa. Te miras las manos, te lo buscas en la oreja. No está. Te empiezas a preocupar excesivamente por la súbita desmaterialización del objeto. Buscas más. Finalmente, cuando desistes de su búsqueda, el lápiz aparece justo donde lo dejaste. (Acto seguido miras a los lados, buscando las cámaras ocultas porque temes haber sido objeto de una broma).
2) El insecto desparecido
Hay una cucaracha enorme en la pared. Demasiado grande y horrible para aplastarla. Vas por el insecticida y la rocías. Trastabilla un poco y cae atrás del mueble. Mueves el pesado mueble para recogerla. No hay nada. No pudo haber escapado. No hay fisuras. Traes una linterna. La cucaracha enorme desapareció y desde entonces temes que siga viva.
3) El pasado distinto
Estás con un amigo al que ves cada año o cada dos, platican de la gente que ambos conocen. Entonces le preguntas por su hermano. Él te mira desconcertado. Intuyes que el hermano murió, le dices, lo siento, pero el otro te dice con desparpajo, yo soy hijo único. (Vuelves a mirar a los lados, buscando las cámaras ocultas.) Recuerdas claramente a su hermano mayor, que cantaba en karaokes y se la pasaba arreglando su coche afuera de casa de sus papás. El silencio se prolonga. Qué raro, dices, juraría que… Tu amigo te tranquiliza: a mí también me ha pasado. ¿Entonces lo soñé? Seguro, lo soñaste. Pero sabes que no, el recuerdo es demasiado vívido para haber sido un sueño.
La explicación más lógica para los tres es, para el primero y el segundo, la distracción: el lápiz estuvo ahí todo el tiempo y no lo viste; el insecto logró escapar y no lo viste; y para el tercero, la confusión: el “hermano” sí existió, pero no era su hermano sino el de otra persona. Un día en algún lado lees que la realidad tiene fisuras, por donde a veces caen cosas pequeñas, como un lápiz o una cucaracha; o en las que a veces cae uno y no lo nota, todo sigue igual o casi: en esta nueva realidad en la que uno entró, tu amigo de la universidad es hijo único.
Piensas que algunas explicaciones que da la policía muchas veces son así. Que así se explican tantas cosas.
¡ANÍMATE Y OPINA!
Felipe Soto Viterbo nació en la Ciudad de México. Es autor de las novelas El demonio de la simetría, Verloso, artista de la mentira y Conspiración de las cosas. Es profesor de periodismo en la Ibero y de narrativa en el Claustro de Sor Juana.
¡ANÍMATE Y OPINA!
Felipe Soto Viterbo nació en la Ciudad de México. Es autor de las novelas El demonio de la simetría, Verloso, artista de la mentira y Conspiración de las cosas. Es profesor de periodismo en la Ibero y de narrativa en el Claustro de Sor Juana.