Leía la tarde del viernes La Pasión de Sacco y Vanzetti, un libro sobre dos inmigrantes italianos condenados a la silla eléctrica en 1927 por un doble homicidio en Massachussets. Todo indica, sin embargo, que eran inocentes y que su único crimen fue combatir la desigualdad del mundo. Sacco, zapatero, y Vanzetti, vendedor de pescado, buscaron desde la cárcel evitar que los electrodos los mataran. Para eso usaron sus palabras.
Su discurso, aunque desesperado, era elegante e inteligente. Muy inteligente. Por eso gruñí al frenar la lectura y leer en mi iPhone los Trending Topic. El rey de la lista era #rechingasatumadreepn y la gente se deleitaba con esa proclama que juzgué cavernícola.
Molesto, tuitié: “En serio el #rechingasatumadreepn es divertido, combativo, chistoso, ingenioso? La inteligencia de la Izquierda hasta ahí llegó?”. Error: asumí que la izquierda apadrinaba ese twitt, cuando el odio al Presidente podía ser un amplio sentimiento social. Pero jamás imaginé la avalancha que me sometió.
@Pandrilu me contestó que #rechingasatumadreepn era un simple “desahogo”, @Genesis_Olin que lo valorara como rechazo a los políticos ladrones, @Aliado_Matus me lanzó un “qué miope eres!”pues ese hashtag probaba “capacidad de organización” y @Ricachin me retó: “¿por qué imputas a la izquierda ese TT? ¿alguna base sustenta tu dicho?”
Yo arremetí: le respondí que 6 mil encuestadores a mi cargo levantaron una consulta nacional casa por casa con el sistema Krippendorff. Y en seguida perdí el control ante cada twitt en mi contra: dije que ese TT era sagaz como chiste de Capulina, prueba de nuestras mentes chispeantes, que nos regodeábamos con nuestro exitoso hashtag mientras los políticos comían salmón y a @Finswimhypedark, que me llamó “señorcito”, le concedí: “Señorcito, me rindo. Está increíble ese TT del pueblo sublevado y será la primer piedra de la revolución”.
Entonces @backlui me pidió: “¿Qué propones? Ilustra a este pobre pueblo falto de inteligencia con tu luz!”. Mi luz fue: “Sigamos por este camino: estos TT ingeniosos nos convertirán en una oposición brillante y renovada. Vamos por el 2018”.
El desastre del país es un maremoto donde cuesta hallar modos razonados de salvación: la mortal guerra contra el narco, la miseria, el multicolor abuso de los políticos, el hambre, ennegrecen tanto la vida que a veces la oposición social sólo atina a luchar contra ese caos inmoral cerrando calles, rompiendo vidrios en Rectoría o con hashtags tan efectivos como un escupitajo a Godzilla. María, mi consejera, opinó: “Somos una Izquierda poquitera que se conforma con hazañitas, como pintar la carita del Che en la Segob”.
La noche de aquel viernes, recostado, me preguntaba cómo la Izquierda mexicana podría volverse admirable, creativa, inteligente, excepcional, cuando otra vez sonó mi iPhone. Me avisaba de un twitt de mi seguidor Hoang Ho, que me nombraba.
Me ilusioné en leer alguna buena idea: “#rechingasatumadreepn –decía- y al puto de @apsantiago q t defiende”.
*Aníbal Santiago en sus inicios fue reportero de Reforma y otros diarios, y después pasó a escribir en revistas como Chilango, Esquire o Emeequis, en la que hoy hace periodismo narrativo. Ha sido profesor universitario y conductor de televisión. Premio Nacional de Periodismo 2007.