Al poniente de la CDMX existe un parque que ha servido como barrera de contención al avance de los asentamientos irregulares en áreas protegidas
A orillas de la gran metrópoli que es la Ciudad de México, familias completas luchan contra la mancha urbana que va avanzando a gran velocidad en los suelos de conservación y áreas naturales protegidas. Estas resisten con “muros verdes” de contención en cuyos letreros se lee: ¡Este terreno no se vende, es ejidal!
“Estamos deteniendo [el avance de la mancha urbana] en lo posible, pero no es simple, porque no faltan los políticos y líderes que prometen cosas imposibles como esas construcciones en lugares donde no deben, en suelos de conservación… Hacemos lo que podemos”, señala Luis Enrique Fuentes Gómez, presidente del Consejo de Vigilancia del ejido de San Nicolás Totolapan, un núcleo agrario ubicado en la alcaldía Magdalena Contreras.
En esta zona boscosa del poniente de la capital, los asentamientos irregulares crecen cada vez más. Del total de la superficie de suelo de conservación de Totolapan (cerca de 2,700 hectáreas), al menos 500 ya han sido devoradas por el cemento y el concreto, denuncian lxs pobladorxs del lugar.
En este contexto, lxs 334 ejidatarixs han procurado como medida de contención fortalecer el Parque Ejidal San Nicolás Totolapan, uno de los mayores atractivos de la zona para decenas de visitantes que buscan un espacio verde en el cual realizar actividades de senderismo, ciclismo o campismo.
El proyecto no sólo ha servido un como muro de contención para evitar el avance de los asentamientos urbanos, sino también para crear empleos dignos para las familias de la comunidad. En otras palabras, lxs habitantes de San Nicolás se autoemplean en su propio parque.
“Hemos encontrado en el ecoturismo una herramienta para el cuidado de nuestros bosques, aún tenemos un río vivo gracias a que estamos teniendo estos cuidados”, nos cuenta Martín de la Rosa Santiago, administrador del parque, desde una cafetería ubicada a la entrada al sitio y atendida por mujeres de la localidad.
Cuidado ambiental y autoempleo digno
De la Rosa explica a + Chilango diario que los dos objetivos del parque son frenar la mancha urbana y crear empleos para lxs ejidatarixs y sus familias. El parque da trabajo a por lo menos 160 personas entre empleos directos e indirectos, el 90% son de San Nicolás.
“Todos tenemos derechos, pero también obligaciones dentro del parque. Todo lo que genera el parque se transparenta con los ejidatarios a través de asambleas”, menciona Juan Ortiz Tenorio, comisariado del ejido de San Nicolás.
Añade que el dinero obtenido se destina para fortalecer los servicios, mantenimiento y seguridad del parque, pero también para tareas de conservación y el salario de las personas.
Lucrecia de la Rosa añade que lxs trabajadorxs reciben aguinaldo y vacaciones pagadas. “Prácticamente es una empresa, pero a cargo de los ejidatarios que no dejamos fuera todo lo que implica la conservación de nuestros bosques”, agrega.
El parque abre todo el año en un horario de 08:00 a 17:00. Tiene servicio de cabañas, senderismo, ciclismo de montaña, miradores, tirolesa, granja didáctica, laberinto, museo y campismo, además de renta de salones de usos múltiples.
La amenaza latente de la mancha urbana
Aunque son loables los esfuerzos de la gente de San Nicolás Totolapan para mantener el bosque intacto, lo cierto es que cada día los asentamientos irregulares van ganando terreno. Los años más críticos fueron los de la pandemia (2020 a 2022), indica la doctora Marisol Ruiz Cortés, especialista en suelo de conservación de la Ciudad de México.
“En esa época hubo incendios provocados y ahí aprovecharon para asentarse muchas familias, porque en ese tiempo la gente no podía salir de sus hogares”, expone la también catedrática de la Universidad Nacional Rosario Castellanos y de la Facultad de Economía de la UNAM.
Un diagnóstico del Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva (IPDP) del gobierno capitalino confirma la pérdida de áreas verdes en toda la CDMX ante el crecimiento de los asentamientos irregulares en suelo de conservación.
“A pesar de la importancia ambiental de este suelo y de los beneficios que representa para los habitantes de la ciudad, la superficie original, considerada como suelo de conservación en los instrumentos de planeación, muestra una pérdida considerable de cubierta natural ocasionada por múltiples factores, entre ellos la ocupación de los asentamientos humanos irregulares”, se lee en el documento.
Agrega que la expansión de la mancha urbana acarrea consecuencias negativas como la pérdida y daño de áreas de valor ambiental que son útiles para la infiltración de agua al subsuelo, la producción de oxígeno y la regulación térmica. Eso sin mencionar la pérdida de ecosistemas y biodiversidad en la ciudad; la contaminación del suelo, el agua y el aire; la disminución de las reservas de agua potable, y la reducción de zonas naturales para la recreación y el esparcimiento de lxs chilangxs. Todo ello además de la marginación, la desintegración urbana y la desigualdad social por las carencias de servicios básicos y equipamientos.
Frente a tal panorama, el presidente del Consejo de Vigilancia de Totolapan afirma que lxs ejidatarixs del lugar seguirán poniendo su granito de arena para que por lo menos esa área verde de la capital siga estando protegida.
“Estamos trabajando en los muros, hacemos recorridos con nuestras brigadas tratando de desalentar a la gente para que no compre terrenos que están dentro de los arbolados”
Luis Enrique Fuentes, presidente del Consejo de Vigilancia de San Nicolás Totolapan
- 3,138 hectáreas de la CDMX estaban ocupadas por asentamientos irregulares en 2020, cuando un año antes eran 2,715
- Al menos 500 hectáreas del suelo de conservación de Totolapan ya han sido absorbidas por la mancha urbana