Los parquímetros pusieron orden en toda la Roma Norte, con excepción de uno de los rincones más emblemáticos de esta colonia: la Plaza de Romita.
En las diminutas calles de este sitio no fueron colocados por la Autoridad del Espacio Público (AEP) los parquímetros ni tampoco delimitaron cajones de estacionamiento, las consecuencias han sido que los automovilistas se estacionan en doble e incluso en tercera fila.
Quienes permiten esto son los franeleros, ellos por una cuota garantizan al propietario que la grúa no se llevará su automóvil.
De acuerdo con el mapa del proyecto de parquímetros Etapa II, en el cual se encuentra la Roma Norte, las calles que rodean a la Plaza de Romita están contempladas en este programa de reordenamiento.
Sin embargo por alguna razón que hasta el momento la AEP no ha dado a conocer por qué ni cajones ni aparatos fueron colocados en la zona, lo cual ha ocasionado el colapso vial de la zona.
Incluso negocios de alimentos que antes estaban en diversas vialidades de la Roma Norte, los cuales fueron desplazados por la puesta en marcha de los parquímetros, ahora se alojan desde la madrugada en los alrededores de Plaza de Romita.
Es Guaymas la calle en donde más automóviles se estacionan hasta en tercera fila o incluso en las banquetas, patrullas pasan y no remiten a los “franeleros” al juzgado cívico, así lo pudo observar Más por Más en un recorrido.
Real Romita es otra de las vialidades más afectadas por el arribo de los “viene viene”.
El perímetro de calles y callejones de la Plaza de Romita está dentro del circuito que forman Puebla, Morelia, Durango y la Avenida Cuauhtémoc, con excepción de esta última todas tiene parquímetros.
“Los franeleros llegan desde la madrugada y apartan con botes todos los lugares disponibles, después arriban los automovilistas a quienes les cobran no menos de 25 a 30 pesos para dejarlos estacionarse incluso todo el día”, relató Sonia Castro, vecina de la Romita, quien ya reclamó a la delegación Cuauhtémoc por el problema.
De acuerdo con testimonios de habitantes los parquímetros hubieran ayudado a recuperar calles como callejón de Romita y Real Romita controlados durante muchos años por vecinos “que se sienten dueños de la calles y apartan sus lugares”.
(Josué Huerta)