EL PROTAGONISTA
Luis Montes es padre de un niño de 9 años, tiene 15 años de casado, vive cerca de la estación San Andrés Tomatlán de la Línea 12 del Metro y y trabaja en Polanco.
Tiene un Chevy azul modelo 1999, pero de lunes a viernes lo deja en casa y va a su trabajo en transporte público.
Los sábados utiliza el coche para pasear con su familia… pero a partir de ahora, eso se le va a complicar también.
UN MAL VIAJE
Entre semana, prefiere ahorrar el estacionamiento y la gasolina.
Desde el 11 de marzo que cerró parte de la Línea 12 del Metro, Luis aborda uno de los camiones de la RTP, que por esa zona pasan totalmente llenos.
“A veces dejo pasar hasta tres camiones, pero cuando veo un huequito me meto como puedo”, cuenta.
Al llegar a la estación Atlalilco paga cinco pesos para continuar en Metro su viaje al trabajo.
OTRO CALVARIO
Los sábados usaba su Chevy para visitar a las abuelas de su hijo. El viaje era a San Juan Ixtayopan o a Aragón. A veces va con su familia al cine, al parque o museos.
Este sábado llevó a su familia a CU; como el coche ya no era opción, recurrió al transporte público.
A las 9 de la mañana ya estaban haciendo fila y casi 20 minutos después llegó el RTP… lleno como cualquier día entre semana.
Un traslado que en coche no rebasaba los 30 minutos en sábado, se convirtió en una odisea de 1 hora 40 minutos.
(ALEJANDRA CRAIL| MÁS POR MÁS)