La compañía Seña y Verbo: Teatro de Sordos celebra con una función especial tres décadas de llevar al escenario su mayor propósito: romper las barreras artísticas y de comunicación entre sordos y oyentes
Seña y Verbo: Teatro de Sordos festejará sus 30 años de existencia con la presentación del espectáculo multidisciplinario Yo despierta en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris el próximo 3 de febrero. Sin embargo, más que ser la celebración de un aniversario, es también un reconocimiento a su visibilización de la comunidad sorda dentro y fuera del ámbito artístico.
La compañía surgió en 1993 bajo la dirección de Alberto Lomnitz con el propósito de promover la lengua y cultura de los sordos a través de obras teatrales profesionales. Aunque es única en México y en Latinoamérica, fue hasta 2017 que se convirtió en la primera en ser dirigida por una persona sorda, Eduardo Domínguez, con quien arrancaron talleres y conferencias tanto para involucrar a sordos en proyectos artísticos como para acercar a personas oyentes a la Lengua de Señas Mexicana (LSM) y a la comunidad sorda.
Hasta ahora, Seña y Verbo ha producido más de 20 puestas en escena, incluso buscando acercar a la audiencia textos de difícil entendimiento como el poema Primero sueño de Sor Juana Inés de la Cruz, que se convirtió en Yo despierta.
Cambiando el escenario
Para montar obras como esa, Seña y Verbo tuvo que evolucionar. En entrevista, Domínguez (traducido por Antonio Sacruz) cuenta que cuando ingresó, en el 2000, estaban más enfocados en el público infantil, pero por la gestora Lorena Martínez y otros cambios con los años, se propusieron diversificar sus temáticas. Eso los hizo usar títeres en Uga, presentar ¡¿Quién te entiende?! (inspirada en testimonios reales de sordos en la CDMX) y adaptar Silencio, Romeo (derivada de Romeo y Julieta).
El nivel de dificultad aumentó con la Décima Musa. Si bien ya habían hecho otras traducciones, el primer reto fue entenderle a la poetisa. Por tanto, trasladar el poema al teatro implicó, primero, traducir sus palabras al lenguaje moderno; luego, convertirlo a LSM; y finalmente, desplegarlo en el proyecto multidisciplinario. Se invirtieron tres meses de trabajo aproximadamente.
No obstante, elegir los formatos para sus producciones no lleva mayor dificultad, pues cada obra marca sus necesidades, consideran. En el caso de Yo despierta, hubo énfasis en los clasificadores (que ayudan a describir características en la LSM). Tampoco hay complicación con los cambios a la lengua de señas internacional o de cada país al llevar sus obras fuera de México; es como aprender cualquier otro idioma.
“Primero tenemos que ensayar en lengua de señas internacional, pasarlo de LSM y después estudiarlo internacional, pero no es difícil. La lengua de señas internacional tiene que ver con pantomima, muchas imágenes, no son señas tal cual. Eso sí, ¡¿Quién te entiende?! (presentada así) es muy larga, entonces a veces nos confundimos, pero fue practicar y ensayar mucho […]. En el caso de Japón, que no tiene nada de gestos, es súper difícil. Digamos que en la parte de Asia sí es diferente”, explica la actriz sorda Socorro Casillas (a través de Sacruz).
Rumbo al futuro, Seña y Verbo tiene varias metas, comenzando por posicionar su nuevo logotipo. Su director quiere dirigir por primera vez solo una obra y la compañía quisiera probar algo con máscaras, lo cual es un reto porque ellos son más visuales.
“Queremos hacer más puestas con diferentes temáticas y crear talleres de las técnicas que hemos ido aprendiendo para sordos y oyentes. También queremos trabajar más en series y películas, hemos tenido la oportunidad de estar asesorando, supervisando y coacheando a actores y actrices oyentes y sordos (desde hace tres años) y la verdad es que ha sido un trabajo interesante. Ojalá en el futuro nos sigan eligiendo como asesores, pero también para actuar”, comparte Domínguez.
No es una discapacidad
El director hace mucho énfasis en que las personas sordas no son discapacitadas. Pone de ejemplo que los sordos no son admitidos en los Juegos Paralímpicos y por ello tienen las Sordolimpiadas. También recalca que no son “personas no oyentes”, “con discapacidad auditiva” o “sordomudos”, son sordos.
“Si no queremos ser englobados como personas con discapacidad, deberíamos ser considerados dentro de las minorías lingüísticas porque nuestro único problema es que no podemos escuchar. Nuestro idioma es la lengua de señas y, aunque nos falte una mano, podemos seguir hablándolo”, subraya Domínguez en conferencia de prensa.
Durante la entrevista comenta que no está del todo de acuerdo con la palabra inclusión, sino que más bien se tiene que hablar de diversidad. A su vez, en la accesibilidad tampoco hay “quejas” pues sólo requieren intérpretes.
Se dirige a Casillas y al actor Abraham Zúñiga: “¿Te sientes normal?”. “Sí, me siento bien”, contesta ella. “Sí, soy normal. Soy sordo”, responde él.
Yo despierta combina idioma español con LSM, además de incluir música original, danza y videoarte hecho con la técnica de rotoscopia; los boletos están disponibles en taquilla y sistema Ticketmaster.