La Central Francisco Pérez Ríos, de Tula, lleva 48 años lanzando nubes de dióxido de azufre (SO2) hacia la capital
por Josué Huerta
Si se le pregunta a cualquier habitante de la Ciudad de México qué es lo que contamina el aire que respiramos, casi seguro dirá que los automóviles. Aunque, por nuestro bien, tal visión del problema debe ampliarse y apuntar también a la nociva Central Termoeléctrica Francisco Pérez Ríos de Tula, Hidalgo.
Porque tal fábrica de electricidad reúne cuatro nocivos elementos que la convierten en peligrosa para el aire capitalino: usa el peor combustible del mundo (combustóleo), se encuentra muy cerca de la capital (a sólo 86 kilómetros), sus nubes de dióxido de azufre tienen un buen vehículo (el aire de norte a sur) y no está en el ojo público (por tanto no hay presión para que deje de usar tal combustible).
El humo de la “leña del diablo” llega a la Ciudad de México
La Central Termoeléctrica Francisco Pérez Ríos opera con combustóleo desde su fundación en 1975, esto lo admitió la CFE en un documento solicitado por + Chilango. Es decir, lleva 48 años lanzando sus nubes de dióxido de azufre (SO2) que terminan por llegar a la Ciudad de México.
Por eso al combustóleo se le ha llegado a llamar la “ leña del Diablo”. Este combustible se genera del residuo que queda después de refinar el petróleo crudo y que luego se mezcla con otros materiales, que en conjunto contienen altas cantidades de dióxido de azufre (SO2).
Un combustible tan riesgoso que está prohibido en altamar
El dióxido de azufre está relacionado con la inflamación de vías respiratorias, diabetes y bronquitis crónica. Desde 2019, el Senado de la República ya decía que bajar los niveles de contaminación generados por la termoeléctrica y la refinería cercana reduciría los accidentes cerebrovasculares, cáncer de pulmón y neuropatías, entre ellas el asma, en la población entre la población cercana.
Greenpeace atribuye a la Central Termoeléctrica de Tula, 16 mil muertes prematuras al año en su zona de influencia, por eso en 2021 exigió el fin de su uso.
Lo cual no se antoja para nada fácil. El 1 de diciembre de 2019, la Organización Marítima Internacional (OMI por sus siglas en inglés) solicitó a todas las flotas del mundo dejar de usar combustóleo; esto fue un duro golpe para Pemex, pues las navieras eran su principal mercado para los 260 mil barriles que produce al día.
Así la Termoeléctrica Francisco Pérez Ríos de la CFE, se convirtió en el consumidor principal de una producción de combustóleo que no puede parar en la muy cercana refinería Miguel Hidalgo de Tula.
Juntas son consideradas como “el binomio letal”, pues mientras la termoeléctrica en cuestión produce el 72% de todas las emisiones de dióxido de azufre que se generan en Hidalgo, la cercana refinería produce el 26% del mismo contaminante, todo esto de acuerdo con un informe del Senado de la República.
Aumentó consumo de combustóleo en Tula
Cuando en 2021 Greenpeace evidenció este problema, la Comisión Federal de Electricidad aseguró en un comunicado que sólo generaba energía en la termoeléctrica de Tula usando 20% de combustóleo y 80% de gas natural. Sin embargo, en respuesta a una solicitud hecha en junio de 2024 por + Chilango, la CFE admite que no sólo no bajó el uso de combustóleo, sino que lo aumentó a 30%.
También, a través de respuestas a solicitudes de acceso a la información, la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México admite que el contaminante de mayor impacto en al aire de la Zona Metropolitana del Valle de México es el SO2, el cual se registra principalmente en las estaciones de monitoreo ubicadas en los municipios conurbados del Estado de México.
La contaminación llega a la CDMX desde las 6 pm
La Secretaría de Medio Ambiente también expone que los contaminantes generados por la termoeléctrica Francisco Pérez Ríos afectan la calidad del aire del Valle de México cuando el viento los arrastra de norte a sur, lo cual ocurre en promedio a partir de las 18:00 horas, de acuerdo con documento sobre el flujo de viento elaborado por la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial.
Por si fuera poco no hay llamados de instituciones gubernamentales que presionen a CFE para dejar de usar combustóleo, menos para el diseño de un plan de cierre de la Central Termoeléctrica Francisco Pérez Ríos o de sustituir esos combustibles por alguna “energía limpia”. ¿Qué autoridades deberían asumir este asunto para mejorar la calidad de vida de las millones de personas afectadas?