Es medio día del 14 de agosto. En los torniquetes de la estación Observatorio de la llamada Línea Rosa , cuatro elementos policías se colocan en los accesos y detienen a quienes por sus mochilas bultos o bolsas dan la impresión de ser vagoneros.
Nos subimos a un convoy. En los 40 minutos que dura nuestro trayecto hasta Pantitlán, no se aparecen ambulantes, pese a que sólo un miembro de la Policía Bancaria Industrial (PBI) subió a la estación Sevilla y se bajó en Insurgentes.
Por la tarde la historia es distinta. Apenas se abren las puertas del vagón en la estación Tacubaya, un par de jóvenes portando bolsas negras se trepan con la intención de vender sus productos.
Sus cabezas se mueven de izquierda a derecha en busca de policías; el brazo derecho de uno saca habilidosamente audífonos que ofrece “como una oferta, como una profesión”, a 20 pesos cada uno.
Los tres minutos que dura el recorrido alcanzan para que el segundo vagonero ofrezca sus barajas españolas “por solo”… pesos.
La caza de ambulantes sigue un día después. Abordamos el tren a las 10 de la mañana. Ninguna boina roja nos alerta sobre la presencia de policías en el vagón. Los vendedores también se percatan de ello y en la estación Merced, uno ingresa con toallitas quita esmalte y limas para las uñas.
Discreto, ofrece su mercancía sólo en el acceso por el que acaba de ingresar. Antes de descender en la estación Candelaria guarda sus artículos. Camina frente a los policías que vigilan el andén. Ninguno detecta la típica bolsa negra que permite identificar a los vagoneros.
En un extremo, el vendedor espera, deja pasar dos trenes y nuevamente aborda para continuar la venta.
En la estación Gómez Farías, dos jóvenes suben a vender cepillos para dientes y plumas. No les importa que, dos vagones atrás, viajan los policías cuya función es evitar el ofrecimiento de mercancías.
Comenzamos otro recorrido. Son las cinco de la tarde, los PBI invaden el tren. Ni un vagonero a la vista.
Dan las nueve de la noche. En los andenes, jóvenes con mochilas aguardan el convoy. En Moctezuma, uno sorprende ofreciendo películas pirata en formato MP3. Baja en Zaragoza luego de vender cuatro discos. Los policías sólo lo ven pasar.
SIN MERCANCÍA
A principios de este año, el jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Manera envío a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) una iniciativa de reforma a la Ley de Cultura Cívica, cuya intención es endurecer las sanciones aplicables a quienes vendan productos dentro del Metro.
La propuesta contempla que los jueces cívicos puedan retener la mercancía de los vagoneros si hay indicios de pueda estar vinculada a algún delito (piratería, por ejemplo).
También propone aplicar multas de 21 a 30 días de salario mínimo o 25 a 36 horas de arresto.
En enero pasado, Joel Ortega, director del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, Joel Ortega y el secretario de Seguridad Pública del DF, Rodríguez Almeida confirmaron la integración de elementos de la Policía Bancaria e Industrial, quienes se encargarían de vigilar y evitar la venta de productos en los vagones de la Línea 1 del Metro que corre de Observatorio a Pantitlán.
TRABAJO DE LOS POLICÍAS
4 mil 900 elementos de las policías Bancaria e Industrial y Auxiliar se han incorporado a la vigilancia del Metro.
De estos, dos mil corresponden a la PBI
Los policías participan en tareas como inhibir la comisión de delitos y de faltas administrativas, con el propósito de salvaguardar la seguridad de los usuarios.
También Realizan maniobras para la operación diaria del Metro, como la dosificación de usuarios en estaciones de más afluencia, en coordinación con nuestra Gerencia de Seguridad Institucional.
EN LÍNEA 1
El 12 de diciembre se integraron 500 elementos de la Policía Bancaria e Industrial y 90 de la Policía Auxiliar.
Los elementos de seguridad operan en dos turnos distribuidos en las 20 estaciones que conforman el trayecto Observatorio – Pantitlán.
De acuerdo con información del STC, dos elementos de la PIB viajan a bordo de cada tren y en cada estación permanece un grupo en la zona de torniquete; otros más se distribuyen en los pasillos.
Del 13 de diciembre del 2013 al 26 de abril de 2014, en más de 10 mil ocasiones se ha remitido a personas al juez cívico, por cometer faltas administrativas relacionadas con la venta informal (Con información de Geovana Royacelli).
(Christian Fernández y Patricia Carranza | Más por Más)