Las instalaciones del actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) son más de 700 hectáreas de ciudad que dentro de cinco años quedarán libres, cuando el nuevo AICM comience a funcionar, y aún no se sabe qué pasará con ellas.
¿Qué cabe en ese lugar?: “Cabe todo y me puedo imaginar un montón de combinaciones”, dice en entrevista Salomón Chertorivski, secretario de Desarrollo Económico del Distrito Federal, quien promueve una estrategia del Gobierno del DF (GDF) para buscar ideas de qué hacer con ese espacio, aunque los terrenos pertenecen, legalmente, al gobierno federal.
De acuerdo con Salomón Chertorivski, los terrenos que libere el AICM representan una oportunidad de replantear 1% del suelo urbano de la ciudad, que además tienen una ubicación estratégica con vías de acceso en todas direcciones, transporte público y, lo más importante, están a sólo cinco kilómetros del centro. Con esas posibilidades Chertorivski, incluso, se atreve a soñar.
“Creo que el terreno que deje el aeropuerto tiene tal magnitud que los capitalinos podemos soñar casi cualquier cosa, un nuevo pulmón, más una universidad, vivienda, comercio, industria; cabe realmente pensar en grande”, dice Chertorivski.
Los terrenos que deje el aeropuerto podrían ser como un laboratorio —explica Chertorivski— donde se podría ensayar lo que ocurra en la ciudad en las próximas décadas.
“Es lo suficientemente grande para poder vislumbrar una transformación urbana importante y que eso sea el modelo de lo que eventualmente tendría que suceder con el resto de la ciudad”, dice.
Lo que resta es si los planes del Gobierno del Distrito Federal coinciden con los del go- bierno federal, que es el dueño de los terrenos.
¿DECISIÓN COMPARTIDA?
Desde que se anunció el proyecto del nuevo AICM —en septiembre del año pasado—, el gobierno federal ha dicho poco sobre qué ocurrirá con los terrenos del viejo aeropuerto.
Sólo que los terrenos serían rescatados para beneficio de la Ciudad de México y que se privilegiarían proyectos ecológicos, sociales y de educación, entre otros.
En la página del nuevo AICM, sólo se menciona que la zona será transformada en un polo de desarrollo que equilibrará el poniente y oriente de la ciudad.
Ahí es donde el Gobierno del Distrito Federal ve la oportunidad de transformar la ciudad, aunque el gobierno federal sea dueño de los terrenos.
“El terreno para hacer aeropuertos es propiedad del gobierno federal. Aun con la propiedad federal, los usos de suelo, es decir, lo que ahí se puede y no se puede hacer es una determinación 100% local”, dice el secretario de Desarrollo Económico.
BUSCANDO UN PROYECTO
Para colectar ideas, el GDF prepara un par de foros con especialistas y empresarios de donde se espera que salgan ideas o propuestas que se pulirán y se compartirán con la población, para que ella decida cuáles sí y cuáles no. El resultado será un documento oficial que llevará por nombre “La opinión de la ciudad sobre el terreno que deja el aeropuerto”, que deberá estar listo en febrero del próximo año.
En el primero de estos foros —los días 22 y 23 de septiembre en el auditorio del Museo Rufino Tamayo— se invitó a especialistas de Alemania, Estados Unidos, Ecuador y Corea para que compartan experiencias similares. Por ejemplo, en Alemania, cuando se construyó un nuevo aeropuerto en Berlín, el viejo aeropuerto de Tempelhof dejó terrenos que se tenía previsto fueran ocupados para viviendas, pero la población votó porque se hiciera un parque.
“Creo que eso es un aprendizaje fundamental, escuchemos a la gente y veamos. Nuestra población después de argumentar, después de presentar, después de dar opciones veamos qué dicen los capitalinos al final”, explica Chertorivski.
En ese mismo foro, llamado La Gran Transformación Urbana: el territorio del aeropuerto y la oportunidad de desarrollo de la Ciudad de México, también participará el gobierno federal, que expondrá posibles planes para los terrenos.
Un mes después, dentro de la Expo Pyme que organiza la ciudad del 19 al 21 de octubre, el gobierno de la ciudad reunirá a pequeños y medianos empresarios para que aporten ideas de cómo se les podría incluir en esta oportunidad de desarrollo que vislumbra el Gobierno del Distrito Federal en los terrenos del aeropuerto y que construirá en los siguientes meses para obtener un proyecto concreto de lo que se debe hacer ahí, tomando en cuenta a los capitalinos.
“De entrada tiene que ser (una discusión) transparente y abierta a la sociedad. Es decir, es de tal envergadura el proyecto que no vale que sea una oficina de gobierno la que haga los trazos y se guarde la carpeta bajo el saco, y que eso sea lo que se vaya a hacer ahí. Esto tiene que ser de cara a la sociedad”, dice Chertorivski.
(Iván Ramírez Villatoro)