La voluntad anticipada no es sólo un documento que se firma y ya, “es una cultura, una filosofía, una manera de vivir”, afirma la responsable del programa
Por Mario Rojas R.
Desde su establecimiento en el año 2008, el derecho a la voluntad anticipada en la Ciudad de México ha tenido algunas mejoras en su implementación. La doctora Cecilia Palacios Ávila, responsable del programa de Cuidados Paliativos y Voluntad Anticipada, precisa a + Chilango que hay dos maneras de acceder a este derecho: la primera es para toda persona mayor de 18 años, sana o con alguna enfermedad, que lo puede hacer a través de un documento notarial. Para ello, la Sedesa firmó un convenio de colaboración para que en 2024 el costo para personas mayores de 65 años sea de 750 pesos y para mayores de 18 años de mil 600. La otra es llenando los formatos de voluntad anticipada que se emiten en los hospitales de la Ciudad de México, públicos y privados. Esta opción es gratuita y la pueden llevar a cabo pacientes o quienes tienen alguna enfermedad crónico degenerativa o incurable, como diabetes, hipertensión, cardiopatía; y enfermedades autoinmunes como esclerosis múltiple o pacientes que tienen una patología oncológica.
Desde el 2021, en el formato que normalmente se distribuye en centros de salud se eliminó la palabra terminal, pues “eso nos complicaba mucho, porque hasta que un paciente estaba casi moribundo podía firmar su voluntad y no debe ser así, idealmente se desea que la firme cuando está sano, consciente y en sus cinco sentidos, esa es la manera ideal y no que lo firme el representante porque quiere decir que el paciente ya está muy grave”. Con la voluntad anticipada, precisa la doctora Palacios, “no se adelanta el fallecimiento del paciente, pero tampoco prolongamos su sufrimiento y agonía. Lo que hacemos es cambiar la forma en que la gente muere, porque con las nuevas directrices implementadas, explícitamente la persona puede decidir qué tipo de soporte recibir para que no sufra, no tenga dolor, no tenga delirium y se pueda ir tranquila”.
Más que un documento, una filosofía
La doctora Palacios Ávila explica que la voluntad anticipada no es sólo un documento que se firma y ya, “es una cultura, una filosofía, una manera de vivir y programar mi etapa final por una enfermedad crónica o un evento agudo (por ejemplo, un accidente automovilístico), pues nadie está exento de que algo así le pueda suceder y siempre es mejor dejar un documento de estas características para quitarle ese estrés a la familia de tomar una decisión”. Además, “se evita la obstinación terapéutica, es decir, cuando a enfermos que están en la última etapa sólo prolongamos su agonía y sufrimiento”. En eso consiste la voluntad anticipada, detalla la responsable del programa local: “es la herramienta a través de la cual yo puedo garantizar a través de las directrices recibir cuidados paliativos. Vivir sin dolor es tu derecho y decidir cómo quieres transitar esa etapa última también es tu derecho y se puede hacer a través de la voluntad anticipada. Todos merecemos una muerte digna en la que el paciente no sólo no tenga dolor cuando se muera, sino que no lo tenga un mes intubado hasta que su cuerpo se llene de llagas y termine escareado y en constante deterioro”.
No es eutanasia
La doctora Cecilia Palacios aclara que es común que se confunda la voluntad anticipada con la eutanasia, pero son conceptos muy distintos. “No tiene nada que ver una con la otra. La voluntad anticipada garantiza tener el soporte y los cuidados paliativos cuando sea necesario, lo cual mejora la calidad de vida. En cambio, la eutanasia es un procedimiento mediante el cual te pongo un medicamento ahorita e inmediatamente falleces”. Además, la voluntad anticipada “atiende la parte física, emocional y espiritual, es un equipo interdisciplinario donde tiene actuación un médico, enfermería, trabajo social, psicología, rehabilitación, nutrición, justo para ver de manera integral a esta persona y poder mejorar la calidad de vida porque no solo es que no tenga un síntoma físico, a veces las necesidades de los pacientes son espirituales, emocionales o familiares”.
CDMX, pionera y a la vanguardia
En teoría, en México hay 14 estados con ley de voluntad anticipada, pero la realidad es que en algunos estados ni siquiera existe el formato. “Las entidades que sí tienen un compromiso al respecto son Guanajuato y el Estado de México. Nosotros hemos trabajado en coordinación con Veracruz y Guadalajara”. La CDMX es pionera en este tema, “aquí se inició y es donde más se han suscrito. La idea es que esta información se difunda y se cree en la sociedad una cultura de voluntad anticipada pues todos deberíamos tener y garantizar un soporte paliativo”. La doctora Palacios concluye: “Todos debemos tener una idea de la muerte, pero no la del 2 de noviembre que es de fiesta, sino en el sentido de que sea un transitar lo menos doloroso para todos”.