El cine mexicano se enfrenta actualmente a Hollywood y a las plataformas de streaming para salir avante en las salas cinematográficas. ¿Qué se puede hacer para lograrlo? Canacine se ha planteado tres posibles propuestas
Para la industria y para el público existe una sentencia evidente: el cine ya no es lo que era antes. Y si lo vemos desde el ángulo mexicano, más. Si antes del 2020 la competencia ya estaba reñida con los blockbusters hollywoodenses, el panorama se pintó más agobiante con los cambios en los hábitos de consumo audiovisual tras la pandemia y el posicionamiento de las plataformas de streaming. ¿Qué hacer para capturar la atención del público hacia las salas de cine, y más, hacia las producciones nacionales?
La Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine) aún no tiene respuesta a esta situación, pero sí ha planteado al menos tres propuestas que buscan resarcir el camino incierto que atraviesa el cine mexicano fuera de la pantalla chica. En la clase magistral “Canacine, la industria del cine en México” dentro del marco de Feratum 2024, la directora general de la Cámara, Tábata Vilar, describió cada una.
En primer lugar, expuso que se ha pensado en impulsar un Eficine (Estímulo Fiscal a Proyectos de Inversión en la Producción y Distribución Cinematográfica Nacional) con mayor enfoque en regresar al cine mexicano a las salas bajo una obligación de que las películas se proyecten en salas. Es decir, dedicar un monto a “atraer inversión extranjera o inversión nacional privada para que las películas se vuelvan con mayores valores de producción y puedan llegar a los cines”.
“Porque se permitió que [las películas] ya se puedan estrenar en plataforma. Entonces eso hace que el público mexicano no tenga incentivo para ir al cine. Sin embargo, es hacerlo con cuidado, porque hay una enorme variedad de proyectos y muchos de ellos no van a llegar por no tener presupuesto para campañas de publicidad… [etcétera].
“Si logramos hacer segmentos de películas o de proyectos que traigan dinero privado en un 40, que si van a recibir 20 millones de pesos del Estado, que al menos traigan 13 millones privados para que el recurso de la película se duplique o triplique. Y tener esa posibilidad de que haya otras que, si van a pedir sólo cinco millones para hacer un documental o requiera menos, no se les exija. Eso nos va a permitir también hacer comités de evaluación más especializados dependiendo el tipo de proyecto y de productor que se está acercando a pedir el recurso”, explicó Vilar.
En segundo lugar, comentó que también se planteó contar con un vale de cultura que la población pueda intercambiar por un boleto de cine para una función mexicana, lo que significaría establecer conversaciones también con otros sectores como el teatro y la literatura. “Así como la población recibe una cantidad del Banco del Bienestar para lo que sea, que pueda utilizar una parte en un cine y que el cine pueda después traducirlo en un crédito fiscal”, detalló.
Y en tercer lugar, se ha propuesto mirar el ecosistema de las empresas de filmaciones como maquilas. En otras palabras, permitir que estas ofrezcan sus servicios de producción a organizaciones extranjeras para que ganen más recursos y hasta oportunidades para sus proyectos o para establecer colaboraciones.
“A veces decir no, que no somos maquiladoras, nos cierra oportunidades tanto de obviamente ganar dinero para los técnicos y toda la gente que trabaja en la industria, como también para después poder hacer nuestra propia propiedad intelectual. Entonces es por eso que impulsamos muchísimo este incentivo”, indicó.
Centrándose en cine de género, la directora recordó que la comedia ha dominado sobre el terror con títulos como No se aceptan devoluciones (2013) y Nosotros los Nobles (2013) a la cabeza, en tanto la película mexicana de terror más taquillera ha sido Kilómetro 31 (2007), en el puesto número 23 de la lista de las producciones nacionales más vistas de la historia. Hasta ahora, ninguna de las propuestas anteriores ha avanzado.