La película El castigo, del director chileno Matías Bize, llega a salas de cine selectas de la Ciudad de México para darle vuelta a la maternidad perfecta
Ana maneja por la carretera sin mirar atrás. En cambio, su esposo Mateo le pide que pare, que ya es tiempo de regresar, que ya fue suficiente del castigo impuesto a su hijo por haberse portado mal. Ella da la vuelta y se estaciona donde lo dejó. El niño no responde a sus llamados. Ha desaparecido.
A partir de aquí arranca un drama familiar que el público seguirá en El castigo (2022), largometraje del director chileno Matías Bize que se estrena el 5 de abril en la Ciudad de México. Con sólo 86 minutos de duración, la película plantea algo más allá que la desesperación de un padre consentidor por su hijo perdido y la reacción pasiva de una madre: la incompatibilidad con el rol impuesto por la maternidad.
“Arrancamos con este proyecto hace cinco años más o menos y es un tema que aún es tabú, es difícil de hablar, muchas madres no lo quieren reconocer en el fondo. Sobre todo, es mostrar la otra mirada de la maternidad, esa que no es romántica, perfecta, soñada, que tu vida va a ser siempre mejor cuando seas madre; sino poner el otro punto sin ninguna solución o juicio, simplemente para abrir la conversación de fondo”, explica Bize en entrevista.
El proyecto nació de la guionista española Coral Cruz, quien tras trabajos previos con Bize, propuso al director esta historia. Le encantó tanto la idea que estudiaron más sobre el tema. Por ejemplo, entre sus fuentes consultadas estuvo el libro Madres arrepentidas: Una mirada radical a la maternidad y sus falacias sociales, de Orna Donath.
Además, no podía faltar la contraparte masculina que muestra el desbalance en la dinámica familiar. “Quisimos hacer un papá progre, moderno, pero que igual lo ha llevado tres veces al doctor en siete años. Cuando un niño se enferma en el colegio, ¿a quién llaman para que se salga del trabajo para ir a buscarlo? A la mamá. Entonces está muy desbalanceado”, comenta Bize.
El Castigo tiene la peculiaridad de estar filmada en plano secuencia, de manera que toda la tensión se presenta sin nada de cortes. Este formato no era desconocido para el cineasta, lo había trabajado en el filme Sábado (2003), y aquí pudo retomarlo.
“Tenía muchas ganas de volver a hacer un plano secuencia, pero me tardé 20 años en encontrar una historia que se convirtiera en una mejor película y no fuera un lucimiento técnico o de director, y en ese sentido hay dos cosas que juegan a favor. Primero, los actores viven el proceso completo de sus personajes como en una obra de teatro, arrancamos y se empieza a grabar sin cortar en el fondo hasta el final, entonces eso te permite actuaciones muy profundas, muy dramáticas, muy sutiles.
“Y por otro lado, para mí era muy importante que los espectadores se sintieran como si estuvieran viviendo esto de verdad, realmente aquí no hay música incidental, el paso del tiempo no está, me parecía mucho más honesto”, detalló.
La preparación requirió mucho ensayo de parte de los protagonistas, Antonia Zegers y Néstor Cantillana. Primero se realizó una mesa de trabajo con ellos. Luego vieron siete tomas hechas en días distintos porque, al estar ambientada en el bosque al atardecer, sólo se podía hacer una al día. Fue la sexta la que quedó.
Después de llevarse premios en festivales de cine como el de Pekín, China; Málaga, España; Biarritz, Francia; Ceará, Brasil; Buenos Aires, Argentina, y el New York Latino Film Festival, El castigo llegará a la cartelera de la Cineteca Nacional, Le Cinéma Ifal, Cine Tonalá, la Sala Carlos Mosiváis del CCU y el Centro Universitario Cultural A. C.