Cada año, se producen entre 7 mil y 10 mil toneladas de basura en todo el mundo. Tan solo en México, se calcula que cada uno de nosotros genera cada año 347 kilos de basura
Vasos de café, envolturas de alimentos, papel de baño, vouchers firmados, cáscaras y huesos de fruta, desperdicios de comida… ¿Alguna vez han puesto atención a la cantidad de basura que producimos diariamente?
El problema es que, muchas veces, pensamos que nuestra responsabilidad es poner la basura en su lugar, es decir, en el bote más cercano que tengamos y, posteriormente, esperar a que algún camión la recoja y se la lleve para siempre. ¿Pero qué pasa con ella?
Durante mucho tiempo se creyó que enterrarla en los llamados rellenos sanitarios sería una buena opción, pero peor error no se pudo cometer. Y es que la gestión inadecuada de los residuos se ha convertido en uno de los mayores problemas ambientales, pero también de salud.
Y es que el problema no es la basura que generamos, sino cómo son tratados esos desechos. En los últimos días hemos escuchado hasta el cansancio que la culpa de las inundaciones en la Ciudad de México es “de la gente cochina que tira basura en las calles”, pero, si somos honestos, poner los residuos en un bote tampoco es la solución para el problema de la basura.
Pero, ¿qué hay del reciclaje? Para muchos, una de las mejores formas de enfrentar los problemas de basura es a través de este sistema, y así lo han entendido varios países en el mundo.
Suecia y Alemania son de los más destacados en este rubro, logrando reutilizar hasta el 90% de sus desechos, ya sea para crear nuevos materiales, fertilizantes para la tierra, biogasolina para sus diversos sistemas de transporte público, producir energía eléctrica y hasta para generar plantas que ayudan a calentar sus viviendas durante los gélidos inviernos.
Curiosamente en Suecia, el principal motivo para realizar una gestión adecuada de los desechos no fue un tema ecológico, sino económico. Pues durante la década de los 90 vivieron una fuerte crisis económica, provocada principalmente por la necesidad de importar petróleo para sostener su economía. Así que, en aquel momento, decidieron reciclar basura para generar su propia energía.
Y hay que decirlo: el reciclaje, en un principio, suena fácil, pero para lograrlo es necesario una sólida estructura tecnológica, política, pero, sobre todo, social y cultural. Pues el aprovechamiento y separación de la basura comienza desde nuestra propia capacidad para discernir qué se puede reutilizar, qué no, cuál es la basura orgánica y cuál es la inorgánica. ¿Pasarían la prueba?
Ya que superamos esa parte, el problema está en el manejo de basura por parte de los camiones que la recogen. ¿De verdad se podrá capacitar a los barrenderos sobre la importancia que tiene la separación de residuos? ¿Se ahorrarán las ganas de pedirnos “una cooperación para llevarse los residuos separados”?
La basura es un problema que nos atañe a todos: todos la producimos y todos también tenemos la posibilidad de darle un mejor trato. La pregunta es: ¿estamos dispuestos a hacerlo?
Foto:Cuartoscuro