Este lunes, una de las mejores fotógrafas de México cumple 74 años y aquí la celebramos con una breve recopilación de su trabajo.
Graciela Iturbide nació en la Ciudad de México el 16 de mayo de 1942. Viajó por América Latina, especialmente a Cuba y Panamá, y trabajó como asistente del fotógrafo Manuel Álvarez Bravo, además de ser comisionada del Archivo Etnográfico del Instituto Nacional Indigenista de México para documentar la población indígena del país, por lo que se fue al pueblo Seri, de pescadores nómadas en el desierto de Sonora.
Además, Graciela Iturbide trabajó en Alemania Oriental, India, Madagascar, Hungría, París y Estados Unidos. Ha recibido premios internacionales como el Grand Prize Mois de la Photo, París (1988); la Beca Guggenheim por el proyecto ‘Fiesta y Muerte’ (1988); el premio Rencontres Internationales de la Photographie, 1991; el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2008; el Doctor honoris causa en Fotografía por el Columbia College Chicago en 2008, y el Doctor honoris causa en Artes por el San Francisco Art Institute en 2009.
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Graciela Iturbide es considerada como la mejor fotógrafa de México y por eso aquí te presentamos diez de sus mejores imágenes:
En 1969 ingresó al Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la Universidad Nacional Autónoma de México para convertirse en directora de cine, pero se dio cuenta de que lo suyo era la fotografía.
De su colección “Cuaderno de viajes”, esta fotografía captada en Roma, Italia, en 2007:
En 2006, la fotógrafa capturó algunas imágenes de los objetos encontrados en el baño de la artista Frida Kahlo:
Para 1979, Francisco Toledo la invitó a tomar fotografías en el pueblo de Juchitán, de la cultura zapoteca de Oaxaca, lo que derivó en la publicación del libro Juchitán de las Mujeres en 1989.
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De su colección “Los que viven en la arena” (1979) que posteriormente fue publicada como libro, la Mujer Ángel es una de las fotografías más emblemáticas de Iturbide, captada en el desierto de Sonora.
La fotógrafa vivió el duelo de perder a su hija y para 1977 logró atrapar el ánimo de las sepulturas, cementerios y lo que significa para los mexicanos la muerte.
Una de las obsesiones que marcó el trabajo de Graciela Iturbide fue la de fotografiar a las aves, capturando así pájaros en solitario, surcando el cielo o entre los árboles, cables y construcciones.
(Información y fotos: gracielaiturbide.org)
