Faltan 30 días para Episodio VII. En una de las esquinas de la glorieta de la Diana colocan una valla inmensa del nuevo filme. Ahí, frente a la carota de Han Solo, me doy cuenta de que sí me emociona El Despertar de la Fuerza. Mi infancia se desarrolló en los noventa, ¡carajo!, no me importan los teasers en YouTube ni los spoilers de internet: ¡un inmenso póster en la calle y ya!
Faltan 22 días. Es mi cumple, me regalan una TIE Fighter pequeña, jamás había tenido una en mi vida.
Faltan 12 días. Un hombre le dice a otro en el camión que no irá a ver la nueva de Star Wars porque no tendrá las fanfarrias de la FOX al inicio.
Faltan 10 días. El club de futbol Morelia anuncia sus nuevas contrataciones en redes sociales disfrazando a los jugadores de jedis.
Faltan seis días. Se cuela por ahí una foto de unas Star Wars Oranges, naranjas brandeadas con un droide. ‘Gastarwars’, después de todo. Una franquicia, después de todo.
Faltan cuatro días. Facebook nos ofrece la posibilidad de portar un sable de luz en nuestras fotos de perfil. Los humanos que hemos sobrevivido entre estos dos siglos hemos renunciado a madurar. ¡Eso! La nostalgia no es la que vende, son las ganas de no abandonar la infancia.
Falta un día: Las cintas originales las vi en VHS con Miguel España, mi amigo; con él vi también Episodio I (estaba Sexo, pudor y lágrimas también en cartelera) y con él veré mañana esta nueva entrega a la medianoche. 17 de diciembre, 2015, hoy. Recuerdo cuando salió el In rainbows. Todos los que caminábamos con audífonos veníamos clavados con 15 step. En los siguientes días todo será hablar de Star Wars. Dudo que cumpla con las expectativas generadas. Será, obvio, una película de transición prácticamente inconsecuente, un trampolín que nos lleve a más películas, más series, más caricaturas, más juguetes, más naranjas. A la par, deseo con todo mi corazón que esté buena o al menos no sea una pérdida de tiempo.
Faltan 524 días para Episodio VIII.