Desde que se anunció que a finales de febrero se inauguraría la primera muestra individual en México de Hermann Nitsch, en el Museo Jumex, surgieron dos bandos: los emocionados por ver a este artista austrico, exponente del accionismo vienes, y los indignados por el uso de la muerte y la tortura de animales en su obra.
Este fin de semana se anunció que la exhibición se cancelaba, con lo que la polémica se avivó. Le pedimos al cineasta y escritor Kyzza Terrazas (cineasta y escritor, autor de El primer ojo y Cumbia y desaparecer; director y guionista de El lenguaje de los machetes) y a Josemaría Férez Gil (abogado itamita, coordinador de Animanaturalis México en la lucha contra la tauromaquia) que chatearan sobre el tema. Éste fue el resultado.
Josemaría: Considero que el arte, como cualquier otra actividad humana, tiene como límite la ética. No es ético torturar y matar animales so pretexto de crear arte o ser transgresor.
Kyzza: Algo muy grave es que la discusión no se esté dando en los términos necesarios, a saber: Hermann Nitsch y su obra –junto con los demás accionistas vieneses– es un referente histórico en la historia del arte, específicamente el performance. Una obra que, entre otras cosas, hizo visible lo que la sociedad vienesa se negaba a ver: su pasado nazi.
Josemaría: Conozco muy bien la obra de Nitsch, pero nunca en la historia de los grandes artistas se había utilizado la muerte real y tortura de ningún animal. Goya no necesitó matar o torturar para plasmar el horror de la guerra. Tampoco Picasso o los fotógrafos de guerra. La finalidad del arte es generar sensaciones y para ello no es ético matar bajo ninguna circunstancia.
Kyzza: Pero el problema con esa postura –que me parece válida desde el veganismo radical– es que entonces habría todo un cúmulo de prácticas, desde las alimentarias de la mayoría de la humanidad, que deberían censurarse; por eso apelo a ver su obra como referente histórico. Estás definiendo la finalidad del arte y eso es profundamente problemático.
Josemaría: Estamos hablando de matar por un fin estético o artístico, no estamos hablando de matar para comer.
Kyzza: Yo creo que la finalidad del arte es también cuestionar y hablar sobre el mundo en que vivimos.
Josemaría: Nadie juzga su obra en general, sólo la que tiene como objeto el descuartizar animales.
Kyzza: Los animales que se usan en sus acciones ya estaban destinados al rastro y además se comen después.
Josemaría: ¿Y eso qué? Tu argumento utilitarista no tiene nada que ver con el cuestionamiento sobre la ética de Nitsch. Para matar a un animal, cualquiera que sea el fin, existen disposiciones legales. Existen normas para que no sufran y en este caso no se cumplen: además de no ser ético, es una oda a la ilegalidad.
Kyzza: Jumex nunca definió lo que iba a ser la expo y no dio explicaciones ni defendió lo que a todas luces podría haber sido una expo válida. Polémica pero válida. En otras palabras, estamos hablando un poco en el aire. Creo que la discusión sobre el maltrato animal es una que puede tenerse en torno a la obra de Nitsch (y en torno a la práctica religiosa de muchas culturas), pero eso no debería conducirnos a la censura.
Josemaría: Entonces, para no hablar en el aire, dime si el arte tiene algún límite. Depende de eso el discutir la censura.
Kyzza: Por supuesto. Por eso insisto en que su obra debe interpretarse dentro de un contexto histórico.
Josemaría: El contexto histórico es valorado: antes se pensaba que los animales no sentían o que los indígenas no tenían alma, entonces se podía hacer lo que quisieras hacer con ellos. El contexto actual es muy claro. Los animales tienen sistema nervioso y torturarlos y matarlos de manera ilegal no puede ser justificado por ser “arte”.
Kyzza: Vayan a las comunidades indígenas y arresten a quienes sacrifican animales.
Josemaría: Estamos hablando de matar para crear arte, no tiene nada que ver tu ejemplo.
Kyzza: Carnal, no me voy a meter en la profundidad de la discusión estética. Creo que es grave que bajo ese argumento sobre el límite del arte se censure lo que a todas luces representa una referencia en la historia de una práctica artística, vilipendiada por retrógradas de ultraderecha, como lo ha sido el performance. Es decir: “eso no es arte, es un loco, un descerebrado”. Pues bien, así lo fueron los punks en su momento y muchas otras corrientes estéticas: incómodas.
Josemaría: Los punks no mataron a nadie. Y estamos hablando de matar para crear arte, no tiene nada que ver tu ejemplo. No descontextualices el tema… ¿Tú censurarías la exposición del artista Habacuc que consistía en matar de hambre a un perro? En su contexto era una crítica a la humanidad, entonces, ¿lo hubieras permitido si hubiera estado en ti la decisión? La exposición de Habacuc se censuró y no vi que nadie se quejara. El perro es lo mismo que una vaca. Sólo dime si tú hubieras prohibido la expo de Habacuc.
Kyzza: Sólo quien es un vegano radical puede hacer ese argumento de manera coherente y creo que la discusión, de nuevo, es importante y relevante: vivimos en una sociedad que no respeta los derechos de los animales. E insisto en que no sabemos los detalles de la expo, y eso es culpa de Jumex.
Josemaría: Yo sí sé. Hablé y acudí al museo para informarme. Es una retrospectiva, en la cual habría videos de sus “actos”, en donde explicaba cómo mataba a los animales.
Kyzza: ¿Entonces hay que prohibir también las pelis en que se matan animales?
Josemaría: Estamos hablando del maltrato animal en la exposición de Nitsch. Las películas donde se maltratan animales están prohibidas. Infórmate un poco. La última de Blancanieves se sancionó por matar y lastimar animales.
Kyzza: Carnal, hago cine. Entiende lo que digo. Hablo de las pelis que se hicieron en el pasado. Prohíbe la literatura que glorifica la cacería. ¡Prohíbe a Hemingway! Y metamos a la cárcel a todos quienes comemos carne.
Josemaría: Hemingway no mató a nadie.
Kyzza: Hemingway mató elefantes, carnal.
Josemaría: Para crear su obra no. Que tenía problemas serios no lo dudo, por algo se suicidó. Hablamos de matar actualmente por cuestiones artísticas, no por alimentación.
Kyzza: Hemingway se suicidó por matar animales… jajajaja. Qué ridículo.
Josemaría: ¿Cuándo dije eso?
Kyzza: Tienes que aceptar que la censura es peligrosa, tendría alcances muy importantes. Y la ultraderecha, mientras tanto, feliz de que se censure la obra de “un loco obsceno”.
Josemaría: La censura es peligrosa si se hace sin fundamentos. Y en este caso lo que hace es ilegal en México.
Kyzza: También lo que hacen los huicholes. Por eso te digo que vayas y arrestes a comunidades indígenas enteras.
Josemaría: Soy de izquierda y soy vegano, pero el tema no es ese, hablamos de matar animales AHORA por disfrute artístico.
Kyzza: No voy a tener una discusión que ignore el origen de ciertas prácticas artísticas o religiosas. Por favor no hables de disfrute…
Josemaría: Disfrutar no significa reír, qué lamentable que no entiendas siquiera el origen de los términos.
Kyzza: Lo que diría es lo siguiente: que la discusión y tu punto son absolutamente válidos sin que ello nos conduzca a la censura. Que se vea una obra que ya se hizo y que se discuta por ello, sin prohibir, porque la línea es muy delgada, homeboy.
Josemaría: Yo conozco su obra y la he visto en otros países, para estar en contra de algo hay que conocerlo. Yo sí investigué en qué consistía la expo, tú no tenías ni idea.
Kyzza: Te quiero citar algo de Wajdi Mouawad: “El ser humano es un túnel estrecho, hay que internarse en él si quieres conocerlo. Hay que avanzar en la oscuridad, aspirar el olor de todos los animales muertos, escuchar los gritos, los dientes que rechinan y los llantos. Hay que andar, hundir las patas en un charco de sangre y trepar con un hilo de oro abandonado por el propio ser humano, cuando no era más que infancia y ningún tejado cubría su techo”. Entiendo la discusión moral, Josemaría, no la ignoro y me parece importante. Pero no por ello me parece aceptable que se censure una obra que considero importante para la historia del arte y de la humanidad. De cara a lo que está pasando en este país, la obra de Nitsch habría cumplido su cometido inicial: hacer visible aquello que nos negamos a ver o a aceptar, un estado de violencia y represión generalizado.