Lo que 1994 se llevó: la efímera ilusión de que seríamos primer mundo, la tranquilidad financiera de la clase media, la industria de juguetes mexicanos, la sonrisa en el semblante del debutante presidente Ernesto Zedillo y, en el Estado de México, un centro comercial de arquitectura estrafalaria: Acrópolis Ciudad Comercial.
Aquel fatídico año cerró Acrópolis Ciudad Comercial, que más que un mall, fue un bazar típico de la era previa al TLC. Ajá, como el de la canción de Flans. Apenas llevaba cuatro años en funcionamiento, pero por su estilo “tipo griego” ya se había plantado en la geografía mental de la banda sateluca.
Desde entonces permanece abandonado y tiene todo el encanto que, mientras estuvo en actividades, era más bien elusivo. Ahora sus derruidos interiores hasta tienen un aire berlinés (ay, báaaaaajale).
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Entrar no es fácil, pero sí posible. El camino más sencillo es por el tianguis de coches que está en la parte de atrás, sobre Paseo de las Naciones. Depende del guardia que te toque y del humor en el que lo encuentres, pero puedes aplicar el clásico :“Soy estudiante de arte” (aunque ya estés cuarentón, ¡no hay edad para la creatividad!) y pasarle una lana para que te deje explorar y tomar fotos.
Por la puerta de atrás, en la curvita de Paseo de las Naciones, hay un hoyo en la reja por el que es muy fácil meterse. Espera, ¡es una trampa! Los de la policía de Naucalpan andan como buitres para extorsionarte si te ven entrando, y pues you don’t mess with Edomex cops. Un paseo en patrulla mexiquense es un deporte extremo que no a cualquiera le gustaría practicar.
Por último, en la escalinata principal (en la mera esquina de Alexander von Humboldt y Paseo de las Naciones) está Angus Truck, un camioncito-puesto de tacos al que le empezó a ir tan bien que ya rentan un cachito del Acrópolis. De ese lado te puedes asomar y, si no le temes a la autoridad, intentar colarte.
La otra es esperar a que te inviten a un evento o filmación. Marcas y empresas lo rentan para llevar a cabo toda clase de actividades, mientras que las compañías productoras lo usan como locación de comerciales, series y videoclips. Sugiere Acrópolis Ciudad Comercial como sede de la próxima fiesta de tu oficina, igual es chicle y pega.
Si querías ver fantasmas, tememos decepcionarte: los del puesto y los tiras coinciden en que aquí no espantan. Y pues no, ¿qué presencia sobrenatural podría haber? ¿El espíritu de un fayuquero? Ni un alma en pena dejó el 94.