Tras una noche de fiesta, Chucks Basil, una estrella del rock inglesa, viaja a toda velocidad en su Rover por una carretera al sur de Francia. Llueve un poco y el camino está completamente oscuro. Fuma y aprovecha el viaje para revisar el disco en el que trabaja. Se llama Beach Ride y, de acuerdo con algunos, se trata de una verdadera obra maestra.
Pero todo da un giro cuando, de la nada, aparece un hombre frente a él. Tiene los brazos por lo alto e intenta hacerle señas para que se detenga. Y aunque Basil avanza a tan sólo 80 kilómetros por hora, es incapaz de detenerse y arrolla el cuerpo.
Confundido, el músico se detiene. Primero, decide permanecer sentado en el auto. Piensa en buscar a su agente. Llamarle y pedirle consejo. Sin embargo, elige salir del auto y acercarse al cuerpo. Temblando, y con el pecho deformado, la víctima se aferra al bolsillo de la camisa de Basil. Respira rápido y fuerte. Asustado, repite un par de veces la misma palabra “l’ermitage”. Y cuando el cuerpo se queda sin vida, Chucks abandona la escena con miedo y corre de regreso a casa.
El encargado de narrar la historia es Bert Amandale, un famoso escritor de novelas de terror y misterio, verdaderos éxitos de ventas llenos de sangre y muerte. Es, también, el mejor amigo de Basil desde hace años y la única persona en la que el músico confía.
Y aunque Amandale también tiene sus problemas (la relación con su esposa atraviesa por un momento complicado y su hija adolescente quiere salir corriendo de Francia y volver a Inglaterra), se embarca junto a Chucks en un peligroso viaje del que será muy difícil salir con vida. Juntos, se enfrentan a un enemigo sin rostro, que se esconde entre los arbustos, y con un par de ojos brillantes, vigila cada movimiento que dan.
El mal camino es una historia difícil de soltar. Con el paso de cada capítulo, Santiago no hace más que aumentar la lista de enigmas, pero el lector paciente encontrará una explicación para todo al final del libro.