Este 21 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Alzheimer, el tipo de demencia más común entre la población de la tercera edad. A pesar de ello, es importante conocer más de esta enfermedad desde la juventud
Perder u olvidar algo es común en la rutina: las llaves, la cartera, el lunch, la presentación… Cualquier cosa pudo haberse quedado en casa o en la oficina por un momento de estrés o una simple distracción. Sentiremos enojo o frustración, soltaremos alguna risa nerviosa por nuestra omisión, pero nada más. Es algo temporal. Lamentablemente, el Alzheimer no lo es.
Dentro de los trastornos de demencia que pueden afectar a los adultos mayores, el principal es el Alzheimer. Este deterioro gradual de la memoria y de otras funciones cognitivas afecta a cerca de un millón 300 mil personas en México (cifra de 2021) y se espera que con el tiempo la cantidad aumente tanto por el incremento en la esperanza de vida como por la falta de una cura para esta enfermedad.
Ante este panorama, lo mejor que se puede hacer es tomar consciencia desde la juventud y realizar cambios en nuestros hábitos. De igual forma, se trata de conocer los síntomas para identificarlos en la gente a nuestro alrededor.
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¿Por qué se me olvidan las cosas?
Existen mil y una explicaciones del porqué tu memoria podría estar fallando. De acuerdo con Juan Carlos Cárdenas, líder médico del International Medicine Practice de Mayo Clinic en Florida, hay muchos factores. Podría relacionarse con enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes, colesterol elevado o síndrome metabólico; con que, si practicaste deportes como futbol americano o box, los impactos recurrentes te afectaran; el no estar entrenando la mente, ya que la falta de estímulos propician los problemas de memoria; factores nutricionales como la deficiencia de vitaminas D, B y ácido fólico; o infecciones. “Es una situación multifactorial”, recalca el especialista.
La edad también cuenta. El Alzheimer se presenta principalmente desde los 65 años en adelante; antes, es difícil. “Es muy raro que se presente en gente joven, aunque siempre puede haber alguna razón, por genética o algún otro factor. Debemos recordar que el Alzheimer es una demencia que, aunque es la más común, existen otros tipos. Siempre se tiene que evaluar de una forma detallada al paciente”, explica el médico.
Esto no es normal
Nadie es infalible con la memoria, pero los olvidos más persistentes y complejos son los que requieren atención.
“Los pacientes con Alzheimer empiezan a tener problemas de memoria a corto plazo. Se les olvidan ese tipo de cosas (objetos), pero es una situación más frecuente y, en lo que va avanzando, ya no es nada más ‘las llaves’, sino situaciones, por ejemplo, no se acuerdan de la dirección, la fecha de nacimiento de su hijo, cuestiones más complejas.
“En los estadios más avanzados es cuando afecta las funciones del día a día, que ya no pueden completar ciertas tareas y también situaciones tan sencillas como vestirse, comer; eso sí nos puede hablar de Alzheimer”, describe el doctor Cárdenas.
Cuando se detectan ese tipo de problemas, se debe acudir con un neurólogo, quien se encargará de aplicar exámenes neuropsicológicos o psicométricos. No se diagnostica directamente el Alzheimer con ello, pero revelan si hay algún tipo de demencia o de déficit cognitivo leve.
“El diagnóstico de Alzheimer combina la clínica, es decir, los signos, los síntomas, con estudios de imagen y de laboratorios. Lamentablemente, no hay una prueba que nos diga que esto es Alzheimer, generalmente utilizamos diferentes recursos para saber”, señala.
Mente sana en cuerpo sano
Como ya se mencionó, no existe cura ni una forma certera de saber si tendremos Alzheimer en el futuro. Todavía se desconoce qué lo causa; se sabe de su relación con las proteínas tau y beta amiloide, pero no qué provoca sus niveles anormales en el cerebro. Sin embargo, eso no nos impide cuidar al cerebro. La mejor forma: alimentación equilibrada, ciclos de sueño regulares, ejercicio y control del estrés.
El doctor Cárdenas recomienda la dieta mediterránea, más basada en carnes blancas, verduras y frutas; hacer 150 minutos de ejercicio a la semana; tener nuestro niveles bien controlados de colesterol o azúcar; y dejar hábitos como fumar o tomar alcohol, que se relacionan con el riesgo de padecer alguna demencia. Y para mantener la mente activa, lo mismo: estar activos. Leer, aprender otro idioma o hacer crucigramas son buenos para estimular.
No hay como tal una edad para empezar a preocuparnos por nuestra memoria. El momento es ahora. “La población joven tiene que estar ya consciente de este tipo de enfermedades y de que es bueno empezar a cuidar su salud”, concluye.
Fotografía: cortesía