Milagro León es un enano con tres aversiones muy claras: odia los diminutivos, la desproporción de todo y que no se respeten las reglas. Un hombre al que este mundo tan incomprensible le ha quedado grande y que está harto de mirar desde tan abajo.
Hijo único y resultado de varios intentos, a los 14 años abandonó su casa para unirse al circo Lowandi. Ahí conoce a Perico, su gran amigo, su otra mitad, también enano. Y cuando el negocio se va a pique, juntos deciden invertir su liquidación y comprar tres hectáreas de terreno cerca de la ciudad de Miramar.
Sumidos en la desesperación por no conseguir trabajo, deciden aceptar la oferta de un extraño empresario, Carlos María Robles, quien logra convencerlos de que aprovechen las habilidades que adquirieron como cirqueros para trabajar como strippers (uno se disfraza de Batman y el otro de Robin, dando vueltas en el escenario y gritando cosas como “recórcholis” y “santo calor”), convirtiéndose inmediatamente en un fenómeno del lugar.
Y así, con todo el éxito y dinero adquirido, deciden crear un mundo exactamente a su medida: una aldea cerrada, exclusiva para enanos, sin humanos de más de medio metro que los señalen o se burlen de ellos, donde no hay autoritarismos ni liderazgos y las cosas se deciden entre todos.
Entre los pequeños inquilinos están Carlos Fuentes, Mario Vargas, Alejo García, Augusto de la Calle, Nelson Ferracio, Susana y Alberto Cura, Titi Figueroa y Cristina Viatri. Todos, en un inicio, amigos. Pero el sueño termina cuando una periodista de tamaño normal, llamada Eliana, aparece en escena.
En noviembre del año pasado, Amores enanos, del novelista argentino Federico Jeanmaire, fue elegida como finalista del Premio Herralde de Novela.
Amores enanos
Federico Jeanmaire,
Anagrama,
Barcelona, 2016,
184 páginas, $384
Foto: Shutterstock