Además de promocionar su nueva novela, próximamente Ana participará en el Festival internacional de cabaret y presentará Las Miserables, en la UNAM
Actriz, escritora y activista por los derechos sexuales y la igualdad de género, Ana Francis Mor cuenta qué es el feminismo para ella: “Es una corriente de pensamiento, también es una filosofía y una práctica de vida, la cual adopté desde hace 20 años —explica, a propósito de su nuevo libro Lo que soñé mientras dormías—. Es buscar la igualdad. En mi casa, entre mi mamá y mi papá, él tomaba las decisiones porque decía que era el jefe de familia, entonces eso era injusto. Cuando eres niña no tienes tan marcado el asunto de lo que debes de ser o de lo que tienes que hacer, y entonces lo cuestionas. El asunto es que yo nunca lo dejé de cuestionar. Eventualmente descubres que eso se llama feminismo. Te das cuenta de que sí hay desigualdad. El feminismo es la capacidad ordenada de desmontar todas esas ideas que hacen que las mujeres tengamos menos privilegios que los hombres”.
Lo que soñé mientras dormías cuenta la historia de María y Antonia, dos mujeres que tienen una fuerte amistad desde la infancia. Con historias tan diferentes, a lo largo de sus vidas logran “derrotar” al patriarcado.
¿Por qué escribiste esta novela?
Desde hace un tiempo quería entrarle a la narrativa, después de publicar mis dos libros anteriores, que eran una recopilación de las columnas que escribo. Tenía algunas notas de cosas que había escrito y más o menos la idea un poco definida: quería hablar de una relación de amistad. Tenía varias anécdotas sueltas hasta que un día me dije “bueno, ya”; mis amigas escritoras también me insistieron en que ya me pusiera a escribir y entonces me metí al taller de novela de Beatriz Rivas para tener estructura, disciplina. Tenía la necesidad de escribir la vida de Antonia y María, porque quería contar la historia de todas las mujeres que hay detrás de estos personajes. Por mi carrera como actriz, como activista, he podido viajar mucho, conocer muchísimas historias de muchas mujeres en distintas circunstancias y latitudes. Soy una recolectora de historias, siempre ha sido mi pasión. De alguna manera sirve para pagar esa deuda con todas las personas que me contaron pedacitos de sus vidas que pude mezclar.
¿Es un libro para mujeres?
Dos hombres que lo leyeron estaban muy conflictuados. Uno me decía que es una novela triste. Como toda mi vida he hecho humor, esperaban que fuera una novela para cagarse de la risa, pero no lo es, hay ciertas ironías porque es mío. La verdad es que es muy interesante cuando la leen los hombres. Creo que es para toda la gente, supongo que hay cosas que son muy especiales para las mujeres, pero en general creo que se trata de un libro para cualquier lector.
¿Crees que el concepto de feminismo se ha tergiversado?
Hasta donde voy en la vida, no he conocido un grupo de mujeres que haya asesinado a alguien por ser hombre o que haya pugnado porque los hombres no cojan. Sí reconozco que, sobre todo las feministas jóvenes, están muy enojadas y tienen razón, por el simple hecho de que no pueden caminar por la calle a gusto. Es un poco ridículo pensar que no necesitamos defendernos y que por hacerlo somos violentas: esos no son ataques, son defensa. Creo que es al contrario, justo porque el feminismo se está popularizando, por ejemplo, Emma Watson hablando sobre el tema en la ONU, Madonna, la marcha que hubo después del triunfo de Trump, donde millones de mujeres se proclamaron como feministas; en la Ciudad de México hay un montón de movimientos… Creo que justamente hay una reacción contraria.
¿Qué opinas sobre los casos de Andrea Noel y Tamara de Anda?
Me parece que la decisión de ir al MP estuvo bien. Lo que es muy interesante de esos casos es que ahora la opinión está dividida, antes ni siquiera se tocaba el tema. Es un síntoma de que no vamos tan mal.
¿La CDMX sí es gay friendly y la apertura de ideas sí es amplia?
Sin duda hay una distancia importante entre la ciudad y el resto del país. Sí hay muchísimas zonas de la ciudad donde me siento igual de intranquila que en otras zonas, pero no especialmente por ser lesbiana. También es cierto que falta muchísimo por hacer. El gobierno tiene que hacer muchos más programas de educación para que la gente se entere de los derechos y podamos ejercerlos de manera mucho más libre.
¿Es difícil hacer cabaret en la ciudad?
No es difícil hacer cabaret, es difícil hacer cultura. Es bastante difícil tener un espacio independiente. Todo está puesto para que no lo tengas, las delegaciones son un horror, te quieren morder por todo, pagas una serie de cosas que es ridícula, no hay una ley específica para los espacios independientes. En términos de censura no nos ha ido mal, siempre hemos estado tranquilas porque podemos decir lo que queremos.
(Fotos: Lulú Urdapilleta)