La arquitectura que nació en París en los años 20 del siglo pasado es característica de algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Su estética, a veces discreta y a veces imponente, se mantiene entre el paisaje urbano actual.
Conocida por su elegancia y por la geometría de sus formas, la arquitectura Art Decó surgió en París en los años 20 y se popularizó alrededor del mundo. En la Ciudad de México quedan ejemplos; algunos son famosos y otros permanecen discretamente en el paisaje urbano. Una de las primeras muestras de esta corriente es la sede de la Alianza de Ferrocarrileros Mexicanos, planeada por Vicente Mendiola en 1926, que se mantiene en pie hasta nuestros días en Ponciano Arriaga 20. A una cuadra se levanta el Frontón México, creado por Joaquín Capilla y Teodoro Kunhardt, e inaugurado tres años más tarde; luego de incontables competencias de jai-alai y patinaje, el recinto cerró en la década de los 90.
Entre los edificios más representativos se encuentran los que construyó la Fundación Mier y Pesado de 1929 a 1932. El Ermita, en la esquina de Revolución y Jalisco, es obra de Juan Segura e incluye departamentos, locales y una sala de cine que ahora funciona como el Teatro Hipódromo Condesa. Destacan las puertas con marquesinas de concreto, el patio central y los detalles de la decoración interior. A unos pasos está el Conjunto Isabel, modelo similar que añade una calle privada con viviendas independientes. En el centro de la fachada hay un diseño a base de círculos y zigzags que Segura retomó en el edificio de Chilpancingo 8.
Al norte de la capital, la fundación estableció un orfanato en la Calzada de Guadalupe. Este inmueble es de la autoría de Manuel Cortina y se caracteriza por la distribución de sus 10 pabellones alrededor de un patio ovalado. Vale la pena apreciar el vestíbulo, el gimnasio que conserva el mobiliario original y los salones que sirvieron de escenario para la cinta Obediencia perfecta.
En Reforma y Lieja, frente a la Puerta de los Leones, la Secretaría de Salud sobrevive al transitado paradero que la rodea. Fue realizada por Carlos Obregón Santacilia en 1929, y llama la atención su planta en forma de V con un área verde en el centro; también son notables los murales y vitrales de Diego Rivera que aluden a la salud y a los cuatro elementos. A inicios del siglo pasado, este predio formaba parte del Parque Luna, un sitio de recreación que contaba con juegos mecánicos.
No puede faltar uno de los símbolos de la Escandón: el Edificio Martí, situado en Sindicalismo 87. En un inicio se llamó Edificio Jardín, y la planta baja era un corredor abierto, pues la propuesta de Francisco Serrano buscaba incorporar la vegetación al espacio habitacional.
Se concluyó en 1931 y se distingue por las terrazas interiores y las escaleras helicoidales con ventanales.
Hacia el sur, en Gabriel Mancera y Torres Adalid sobresale una figura que el ingenio popular ha bautizado como “la Virgen del tránsito”. Se trata del templo del Inmaculado Corazón de María, concebido por Luis Olvera y Miguel Rebolledo en 1954 y, aunque el exterior es gris, la nave principal es espaciosa y colorida debido a los vitrales que la adornan. Su aparición estelar ocurrió en 1996, en la película Romeo y Julieta. De paso hay que ver el Edificio Villaviciosa, en Adolfo Prieto, que se remonta a 1931 y luce rasgos geométricos.