La Ciudad Universitaria es un proyecto emblemático de la modernidad, reconocido como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Su planeación estuvo a cargo de artistas y arquitectos, como Mario Pani y Enrique Moral.
En el centro del campus original se encuentra la Torre de Rectoría, diseñada por Pani y Moral y decorada con tres murales de David Alfaro Siqueiros: Las fechas en la historia de México, al norte; El pueblo a la Universidad y la Universidad al pueblo, en el lado sur, y el Nuevo emblema universitario, que quedó inconcluso en la cara oriente. Al frente se erigió una estatua de Miguel Alemán que fue destruida por los estudiantes en los años sesenta.
Cruzando la explanada está la Biblioteca Central, uno de los espacios más famosos del conjunto. Juan O’Gorman cubrió las fachadas con un mosaico de piedras de colores que representa múltiples pasajes de la historia nacional y de la actividad estudiantil; en el interior, además de su extenso acervo, hay que visitar la sala de lectura, adornada con un vitral de ónix.
Justo detrás se levanta la Torre I de Humanidades y comienza el edificio que comparten las facultades de Filosofía y Letras, Derecho y Economía; el inmueble mide alrededor de 300 metros y en su momento fue el más largo de la capital, superando al Palacio Nacional. Se distingue por el corredor abierto de la planta baja y por tener la mejor vista del jardín conocido como Las islas, lugar de descanso y de convivencia para los alumnos, que también es el paseo preferido por los vecinos de las colonias
cercanas cada fin de semana.
Aquí se llevan a cabo diversos eventos a lo largo del año, como ferias del libro y conciertos, además de las tradicionales ofrendas de Día de Muertos. Este escenario ha sido retratado por el cine nacional en distintas épocas, con películas como A life in the balance, de 1955; Mi esposa me comprende, de 1959; Educación sexual en breves lecciones, de 1994, o Güeros, de 2014.
En el costado oriente destacan la Torre II de Humanidades y el Auditorio Alfonso Caso, que luce los murales La conquista de la energía y La ciencia y el trabajo, de José Chávez Morado; inicialmente, ambas construcciones formaron parte de la Facultad de Ciencias, reubicada a su sitio actual en la década de los setenta. Muy cerca, entre las aulas de Diseño Industrial y el posgrado de Arquitectura se puede ver otra creación del mismo artista, El retorno de Quetzalcóatl, donde aparecen varias figuras de la mitología universal navegando en una barca con forma de serpiente.
A unos pasos, la Facultad de Medicina amerita una escala en el recorrido para admirar la obra de Francisco Eppens que resalta en la fachada principal, titulada La vida, la muerte, el mestizaje y los cuatro elementos. Y basta voltear hacia el norte para encontrar otro diseño de Eppens: La superación del hombre por medio de la cultura, realizado en la pared del auditorio de la Facultad de Odontología.
Entre ambas escuelas, rodeado de canchas de futbol y basquetbol, sobrevive el Pabellón de Rayos Cósmicos, llamado popularmente La muela. Este curioso espacio fue concebido por Félix Candela y Jorge González Reyna para albergar un laboratorio, y está cubierto por un delgado cascarón de concreto; ahora funciona como ludoteca.