Soy la única persona que ha comprado y leído Ayala’s tortas, libro de Roberto Ayala fechado y tal vez publicado el año 2000. La portada trae una torta, cuyo rostro es una telera con lentes y cuya boca un libro que se está fumando un chile jalapeño. (?) También, como era de esperarse, el título y el autor; ahí están además el precio –29 pesotes– y la editorial –Bruguera, supuestamente, aunque yo creo que la información es apócrifa: no hay ISBN y en las legales no hay señal de Bruguera sino de un sospechoso Grupo Editor e Impresor SA de CV–. Su sujeto es esa cosa que está yéndose siempre: la torta, el entrepán.
En él están las mejores tortas del DF –y muchas del mundo. Está, por ejemplo, la torta intelectual, que no es un invento que me saqué de la proverbial manga; Ayala la rastrea a una página de Salvador Novo de 1972 y la localiza en la esquina de San Juan de Letrán y 16 de Septiembre (Centro). Están las tortas a un costado de Rectoría, “con algo que bien pudo haber sido mostaza”; las tortas de Catita, frente a la Prepa 1, que costaban uno cincuenta; las medianoches del Sidralí, que estuvo en Madero y Palma (“casi de todo tipo de carnes frías; jamón, mortadela, queso de puerco y queso amarillo y blanco… y si uno apetecía –como apetecía siempre– una rajita de jalapeño…”); los sándwiches “de la Latino”, que fueron los primeros que le pusieron papas fritas, ¡escuchad!, dentro. Están decenas más.
El sujeto de este libro es la torta, dije, esa cosa que un instante tienes entre las manos y al siguiente ha desaparecido. Lo es con toda la apertura y el afecto del verdadero comelón. Es el mejor libro de su tipo publicado en México. Es un poema, una canción de despedida, una elegía. Soy, tal vez, la única persona que lo ha comprado y lo ha leído.
Escríbanme a [email protected] y les mando un pdf.