Vas caminando sobre Xola y te topas con un letrero que dice: “¡Hoy! ¡No tenemos promociones!”. Empezamos bien: estos serbios sí que tienen sentido del humor. Luego, en la pared principal del changarro hay una lista con reglas vaciladoras, onda “Regresa pronto (como mañana o pasado mañana)”, “Comer hamburguesas es obligatorio, mas no es gratuito”, “No cantamos ‘Las mañanitas’ (debido a la falta de personal)” o “El chef siempre tiene la razón”.
Fuera de unas ensaladas, las únicas opciones del menú son hamburguesas (lo sentimos, amigos vegetarianos). Las hay sencillas, de carne “normal” o picosa, y también están las rellenas de queso gouda y otros ingredientes: chorizo, tocino (¡buenísima!) o champiñones (que no son de lata). Traen un aderezo cremoso de pepinillo u hongos, cebollita y jitomate. ¡Y lo mejor es el pan! Es un pan casero típico de Serbia, compacto pero suave, bien sabroso.
Los precios son muy accesibles, así que puedes acompañar tu hamburguesa con una chela sin que te duela el codo. Y no viene en la carta, pero a veces tienen baklava, que es pasta hojaldrada con nueces y miel.
Lo mejor del lugar es la música. Qué alivio comer en la Narvarte sin que suene Sin Bandera, sino pop y rock balcánicos con muchísima onda. Dile a los dueños que te rolen el playlist. Por cierto, planean organizar minitoquines de música balcánica, así que te recomendamos darles like en Facebook y suscribirte a sus actualizaciones.
Foto: Especial