En cada barrio de la Ciudad de México existe un gran número de vecindades, algunas a pesar de que están casi destruidas se niegan a morir. A continuación conoce un poco de su historia.
Según algunas fuentes las vecindades surgieron por el siglo XIX, se constituían por pequeñas habitaciones de muy bajo costo, sus techos eran muy altos, lo que permitía que se pudieran hacer dos niveles improvisados con un tapanco, por lo regular contaba con un baño, una cocina y un pequeño patio interior.
En el Centro Histórico se encontraba el mayor número de vecindades, las cuales se repartían entre los barrios de La Lagunilla, Mixcalco, San Miguel, San Antonio Abad, San Pablo, Santo Tomás, San Juan, Peralvillo y La Merced.
Se dice que a mediados del siglo XX el cine nos transformó la imagen de lo que eran estas casas comunitarias, y es así como conocimos las vecindades del zaguán de dos hojas y la escalera al centro con su barandales de herrería y sus cuartos amplios.
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En esas películas de la llamada época del cine de oro, conocimos a la portera chismosa y los lavaderos donde se reunían las amas de casa para contar todo lo que acontecía en aquel inmueble.
Muchas de las vecindades que se encontraban en aquella zona ya no existen, en su lugar se construyeron grandes edificios y unidades habitacionales y, las que sí perduran, están en muy mal estado.
Como la que se encuentra en Peralvillo # 15, en pleno corazón de Tepito, la cual ostenta ser la vecindad más antigua del Barrio Bravo. Fue construida en 1713, se dice que antes de que llegaran los vecinos, fue un convento. Desde 1981, la protege el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Otra de las vecindades presas del olvido se ubica en la zona de Merced, exactamente en el número 25 de la calle de Manzanares, su fachada se encuentra totalmente en ruinas, fue construida en el siglo XVI. Por mencionar algunas.
(Fotos: Cortesía)