En esta ocasión, Burgerman nos cuenta cómo le fue al enfrentarse a una delicia congelada
Alguien me comentaba en la cuenta de Instagram que “solo a mí se me ocurría comer una burger en un lugar de alitas”. Sí, pero creo que no solo a mí. En tiempos recientes ha habido una explosión de este tipo de franquicias. Las hay por todos lados. No sé por qué me sonaba como lógico que en un restaurante así hubiera una hamburguesa. Así que, como recientemente abrieron una sucursal de Wingstop cerca de mi oficina, finalmente tendría que ir.
Medio que sabía lo que esperaba: otra delicia congelada que cumpliría, pero no mataría. De hecho como que iba esperando que estuviera terrible. Ya sentado en el lugar, la selección fue fácil. Solo hay dos opciones de burger de carne de res y, obviamente, dos de sándwich de pollo. Me fui por la hamburguesa insignia, la Wingstop Burger: 200 gramos de carne de res, bollo propio, lechuga, tomate y cebolla. Le añade uno queso (cheddar, en mi caso) y tocino por un pequeño extra. ¿200 gramos? No sonaba mal. Sencilla, grande y americana. No podía fallar mucho.
Cuando llegó, yo ya moría de hambre. A la primera mordida me di cuenta de que era congelada, pero no estaba mal. Tenía buena consistencia y buen sabor. El pan estaba bastante respetable. Lo único que estaba de más es que le sobraba grasa. Al tomarla en la mano, el pan de abajo estaba bañado en aceite. Un poco demasiado.
Creo que vale la pena esta opción para aquellos a los que las alitas o las boneless no nos llaman la atención. Es comida como para ver un partido de fut o de fut americano. Bastante competente y seguramente, en mi conteo de las delicias congeladas, pasará a estar en mis favoritas.
Nombre del lugar:
Wingstop
Contacto:
www.wingstop.com.mx
Dirección:
Valladolid 91, col. Roma, del. Cuauhtémoc
Horarios:
Lun a dom: 12 a 00 h
Consumo promedio por persona:
$200
Foto: Especial