Foto: Edgar Durán

Caloncho: música para aliviar el alma

Ciudad

Como todo un niño —o alguien que creció en los 80 y 90—, se emociona al ver maquinitas. Es difícil resistirse a jugar Street Fighter. Esa sonrisa y su vibra positiva parecen una de las principales características de Caloncho, que también imprime sonidos tropicales en su música y en sus videos.

En 2017 lanzó Bálsamo, con el cual quiere mandar el mensaje de que “la música alivia”, ese es el eje principal de su nuevo disco. La música también le hizo cumplir uno de sus sueños: colaborar con su banda favorita. Hace poco viajó a Los Ángeles, donde grabó dos canciones con Chicano Batman. Todavía no salen a la luz, aunque sí se darán a conocer este año. Se trata de un cover de “Corazón de roca”, de los Fresno, y otra original. “Llevábamos peloteando esto desde hace cuatro años. Ahora estoy satisfecho”, cuenta emocionado y con una sonrisa difícil de ocultar.

Háblame sobre tu nuevo disco.
La música tiene el poder de impactar en cómo te sientes, cómo percibes y la manera en la que existes. Tiene canciones en las que el principal objeto es el amor, pero en diferentes versiones, no solamente romántico, que es el caso de “Brillo mío”.

Has dicho que es un disco más “oscuro”, pero en cuanto a sonido, porque las letras son lo contrario.
Sí, tiene ese contraste de que las letras son muy alegres, pero el sonido no. Su principal carta de presentación es “Optimista”, que habla de que la música es un bálsamo y que el amor ilumina, tiene mucho de budismo y pensamientos del Dalai Lama. Uno aprende a programar su cabeza para estar bien.

Tiene sonidos más “oscuros”, como tonalidades que no frecuentaba mucho y que pueden sonar más nostálgicas. Hay también una canción que se llama “No me caigo bien” que sí está muy down para mí.

¿Cuál es tu proceso creativo para escribir?

En este disco escribí todas las letras, aunque el productor Mateo Lewis también tuvo voz. Me decía en algunas canciones que debía intentar algo distinto. Otras tienen mucho input de mi maestro de composición, que se llama David Aguilar y quien es un súper músico a quien admiro mucho.

Uno de mis principales aprendizajes es que sin discurso no hay canción. Si no tienes nada que decir, no hables. Para eso debes identificar una emoción, una anécdota, algo que tenga narrativa. Con base en eso me surgen frases con melodías que son el origen de todo.

¿De dónde salió el discurso que hay detrás de este nuevo disco?
De una de las canciones del disco: “Bálsamo”. Me vino a la mente en una clase de meditación, en la que tuve la experiencia más psicodélica de mi vida en absoluta sobriedad. Estaba en una clase con dos monjas, había cierta atmósfera y sonaba siempre una nota, como el “ohhmmm”; cuando estás en silencio te das cuenta de todos los estímulos que tienes constantemente, fue como una etapa de sensibilización del oído. De repente empezaron a cantar, me erizaron la piel y me hicieron sentir lo más bonito de mi vida. Ahí supe que la música había impactado tan fuerte en mí y que es un bálsamo. Para mí, esa es la razón de la existencia de la música.

Además del sonido, ¿también hay alguna otra diferencia entre este álbum y los trabajos que habías realizado anteriormente?
Totalmente. Aquí hubo muchos caprichos como usar otros instrumentos. Quería hacer cosas más particulares y elaboradas, pasajes musicales. Hace poco un compa me enseñó qué es un “dulce de oído”. Un sonido incidental que está en cierto lugar del espectro, para que lo disfrutes tanto que quieras repetir la canción por ese sonido. Ese tipo de caprichos.

Hubo diferentes estructuras y temas, así como usar palabras no convencionales. Como apapuchi, que está en “Brillo mío” y que me gusta mucho. Bichi es una palabra de Sonora y significa “desnudo” y es yaqui. Apapuchi también y es cuando cargas de caballito a alguien. Son palabras que ahí están y que nunca había escuchado en una canción. Es lo que se me hace bonito de la poesía, que está en todos lados. Pero tampoco es una frase cualquiera, hay que tener la sencillez suficiente, pero también lo profundo del mensaje.

Toda tu música ha sido bien recibida no solamente en México, sino en toda América Latina. ¿A qué se lo atribuyes?
Estoy haciendo lo que verdaderamente me gusta. También soy muy necio. Hay cosas de las que a veces dudo porque van en contra de lo que yo quiero, pero no me cierro si alguien cercano me da alguna sugerencia, me abro y escucho.

Se trata de ser fiel a lo que quieres hacer. Además te sientes mucho mejor. Si haces algo forzado, ni siquiera te dan ganas de repetir.

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