Seamos honestos, sí nos importa ahorrar energía eléctrica, pero lo único que pensamos es “¿Eso quiere decir que voy a dormir una hora menos?”
Pues sí, ya llegó ese fin de semana en el que hay que adelantar los relojes una hora el sábado 1 de abril en la noche para despertar con el nuevo horario el domingo. O dejar que los celulares se actualicen solitos, benditos smartphones.
Este programa, impulsado por la Secretaría de Energía, lleva 20 años en marcha en México, pero se dice que Benjamin Franklin fue el primero en proponer esta idea en EUA. El punto de este adelante y atrás de las agujas del reloj es que se pueda ahorrar energía y reducir las emisiones de CO2 (realmente las emisiones de todos los gases y partículas contaminantes, pero para que sea más fácil medirlo, todas se comparan con el CO2).
Tu esfuerzo de dormir una hora menos el año pasado valió la pena: en el horario de verano de 2016 se ahorró suficiente luz como para abastecer a 590 mil casas durante un año entero y se evitó emitir 447 mil toneladas de CO2, según datos de la Secretaría de Energía.
Y si eres de los que odia el horario de verano, tendrás que esperar hasta el 29 de octubre para el cambio.