El Cárcamo de Dolores es uno de los rincones ocultos en la segunda sección del Bosque de Chapultepec. Una obra que guarda aspectos impresionantes de la ciudad, como un mural poco conocido de Diego Rivera
Para traer agua potable a la Ciudad de México, en los años 40 el gobierno ideó una gran obra hidráulica en el Bosque de Chapultepec: el sistema Lerma. Para homenajear a todas las personas que hicieron posible el proyecto, el arquitecto Ricardo Rivas construyó el Cárcamo de Dolores, junto con el ingeniero Eduardo Molina y Diego Rivera. Fue inaugurado en 1951.
El Cárcamo contiene el mural El agua, el origen de la vida y, en la entrada, una escultura bicéfala de Tláloc surge de un espejo de agua, ambos obra de Diego Rivera. Estas dos piezas se vuelven una misma: si ves la fuente desde el lado norte, notarás que las manos del mural parecen ser las de una de las caras de Tláloc, quien cede el agua para que se pueda dar la vida en la Tierra.
En su concepción inicial, el mural debía estar sumergido. Pero la pintura no resistió por lo que tuvieron que dejarlo vacío para conservarlo. Sin embargo, los sonidos del agua no han abandonado el lugar: Ariel Guzik instaló un órgano musical que suena gracias al movimiento de la corriente del sistema Lerma.
(Fotos: Eduardo Carmona)