Como recordar es volver a vivir, llegó el momento más nostálgico, así que agarra el pañuelo y límpiate la lagrimita que te causará este viaje al pasado.
En la década de los noventas los chilangos esperaban el fin de semana para salir a la disco. Las chicas alborotaban su abultada cabellera y siempre cuidaban de ir muy arregladas con minis que combinaban con medias y zapatillas.
Mientras que los chicos vestían con flojas camisas, algunas eran estampadas, más o menos al estilo bronco, a cuadros y las chamarras en piel, era parte de su atuendo imprescindible.
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Una vez que se alistaban, corrían a la disco de moda para echar la copa, bailar, ligar y pasarla bien a lugares como el Lobohombo, Rockotitlán y Medusas, mientras que habían otros que preferían ir a los Cabaretitos de la Zona Rosa, pero esa época se acabó y sólo nos queda recordar.
Lobohombo
Antes de que estuviera de moda ir de antro, los capitalinos se lanzaban a las discotecas o discos; y uno de los lugares populares para los fiesteros de los finales de los 90s, era la discoteca Lobohombo, el lugar donde la crema y nata se reunía para divertirse, porque, según se cuenta, a este sitio también acudía toda la artisteada de la época.
El lugar abrió sus puertas el 27 de mayo del 2000, en la colonia San Rafael. Cinco meses más tarde, exactamente el 20 de octubre, pasó una tragedia que marcó la vida de los asistentes: debido a un cortocircuito, el lugar se incendió dejando sin vida a varias personas.
Se dice que el lugar carecía de puertas de emergencia y que los ahí presentes no pudieron salir porque el personal de seguridad se los impidió por no haber pagado la cuenta. Actualmente en su lugar, y en honor a las víctimas, se encuentra una estación de bomberos.
Rockotitlán
Cambiando a temas un poco más agradables y siguiendo con la nostalgia, debemos mencionar a uno de los sitios preferidos de los amantes del rock nacional, aunque, no era una disco precisamente, Rockotitlán.
El mes de septiembre de 1985 vio nacer en el entonces Distrito Federal un espacio para aquellos que gustaban de escuchar, cantar y tocar rock. Por Rockotitlán desfilaron bandas como El Tri, Botellita de Jerez, Caifanes y Maldita Vecindad, por mencionar algunas.
La idea de abrir un espacio dedicado a este género musical fue de Sergio Arau uno de los integrantes de Botellita de Jerez. Los fines de semana el lugar parecía hormiguero por los cientos de jóvenes que se reunían en el cruce de Insurgentes y casi Eje 5, con el fin de ver a su banda favorita.
Posteriormente el lugar cambió de dueño y sedes; y con ello poco a poco fue cambiando el concepto, lo que trajo como consecuencia que el lugar perdiera popularidad y la luz con la que brillaba en un principio. Finalmente cerró sus puertas en el 2000.
Medusas
Otra disco que surgió en la década de los 90s fue el Medusas, convirtiéndose en el primer club importante dedicado a la música electrónica. Cabe destacar que años antes ya habían intentado despegar otras discos con esta temática, pero pasaron sin pena ni gloria.
Se dice que a pesar de que la decoración era muy impresionante, estaba hecha a base de cosas usadas que los dueños iban encontrando a su paso, además de que se inició el concepto con una mínima inversión. A pesar de ello, los asistentes podían apreciar un espectáculo sin igual con enormes jaulas con bailarines.
La zona de San Ángel vio nacer este nuevo concepto, que en su primer día de apertura esperaba la presencia de 800 personas y sólo llegaron 300, sin embargo, esa noche se corrió la voz y al día siguiente llegaron 3 mil 200 personas. Con el tiempo este lugar se convirtió en un impulso para los incipientes DJs.
Medusa continuó creciendo como la espuma por varios años más, pero debido a diferencias entre los dueños y a que todo lo bueno se acaba, el lugar cerró sus puertas en el 2000.
Bulldog Café
A pesar de que el famoso Bulldog Café aún no cierra sus puertas, se dice que con los años también se fue lo mejor de él, atrás quedaron los días en que se presentaban las bandas más importantes de la época como Guns N’ Roses, Radiohead, Poison, Great White, The Romantics, por mencionar a algunas. Ahora la música viva que puedes disfrutar en el lugar son los tributos que le realizan a algunas bandas, ya sea nacionales o internacionales.
En sus tiempos de gloria, este lugar se encontraba en Sullivan y después se trasladó a Avenida Revolución, en donde aún es muy visitado por los rockeros de la vieja guardia que esperan algún día regrese el brillo que caracterizó al lugar.
Magic Circus
A pesar de que en los 90s era muy popular el Magic Circus, este nació en el año de 1982. Se encontraba en los límites del entonces DF, exactamente en el Toreo Cuatro Caminos; la decoración de la disco simulaba a la de un circo y entre más invertías en el chupe, mejor mesa te tocaba.
Este lugar era muy grande y de él se cuentan calurosas historias como parejitas de enamorados teniendo sexo en algún rincón o múltiples pleitos que se daban cada fin de semana o en los eventos especiales que se realizaban allí como concursos de bellezas, eventos deportivos o fiestas privadas.
Los asistentes bailaban al ritmo de mezclas con la música del momento —preferentemente en inglés— y uno que otro aventado se subía a las jaulas donde podías dar muestra de tus mejores pasos de baile.
La boom
A La Boom era una disco muy exclusiva, sólo asistían los niños bien de la Ciudad de México, y el lugar era tan grande que se daba el lujo de contar con dos plantas, algo poco usual en los 90s.
En ese entonces a este tipo de niños no se les decía mirreyes o lobukis, a ellos se les decía “pirruris”, “juniors” o “niñas bien” y la mayoría bailaba al ritmo de canciones de Michael Jackson, obvio con su respectiva coreografía.
Este lugar también fue famoso porque, según se cuenta, en él se traficaba con sustancias ilícitas.
(Fotos: Cortesía y Cuartoscuro)