Para la nostalgia literaria nada como nuestros lecturas de primaria, esas que nos acercaron a clásicos sin saberlo y que hacían que las horas de clase se sintieran más ligeras. Ahora les toca a quienes entraron en la década de los ochentas, así que a desempolvar el baúl de los recuerdos donde tienes el trompo, las estampitas y la biblioteca escolar.
La década de los ochentas tuvo sus altibajos en materia de educación: por un lado, en 1982 se alcanzó, por fin, el viejo anhelo de que todos los niños mexicanos pudieran tener acceso al primer grado de la primaria; pero a partir de la crisis económica, el presupuesto federal se redujo drásticamente en este sector y en tan solo tres años la matrícula de primaria volvió a sufrir una baja.
Pese a todo, los libros de la SEP siguieron siendo un obligado en las escuelas y gracias a eso pudimos conocer los maravillosos compendios de literatura que incluían a escritores nacionales y clásicos de la literatura mundial: desde Francisco Bernal Uruchurtu, un niño que tenía tan sólo diez años, hasta Jean de la Fontaine. Estas lecturas formaron los inicios de la pasión lectora de miles de mexicanos y aquí te dejamos algunos de nuestros favoritos.
El País del Pan
Una de las lecturas preferidas ,y más recordadas para quienes estudiaron en esta década, es El País del Pan, un breve poema que se encontraba en el libro de segundo, acompañado de una ilustración original de Odile Herrenschmidt. Sin duda, este texto bien podría ser una oda que todos los amantes de este alimento recitaron en más de una ocasión, pero lo más curioso es que el autor de tan emblemática lectura tenía tan sólo diez años, como se especifica al final del texto.
Dicen las voces ochenteras que este poema fue redactado como una tarea de último momento (todos hemos estado ahí) y que el autor no se enteró de su publicación hasta muchos años después. Para quienes se preguntan ¿qué habrá sido de este niño? Pues Francisco Bernal Uruchurtu pasó de escritor a ingeniero egresado de la UNAM, donde lleva ya más de dos décados como profesor de la Facultad de Ingeniería.
El Girasol
Prueba de que los libros de lecturas de la SEP son un compendio de clásicos literarios que nos acercaron por primera vez a grandes plumas, es este texto de Antonio Mediz Bolio, un escritor, periodista, historiador y político mexicano, nacido en Mérida, Yucatán. Un siglo después del nacimiento del autor, este poema llegó a todas las mochilas de los niños de primaria, destacando la belleza de los girasoles y su estrecha relación con el sol, enseñándonos a apreciarlas en la naturaleza y no en nuestras manos.
Gotita de Agua
Si hay una lectura que defienda la frase “de poquito en poquito, se llena el jarrito”, es Gotita de Agua, una historia de un campesino cuya milpa se estaba secando y una gota que decidió ayudar. Claro que nunca falta la persona, o en este caso la gota, que rápidamente diga “pero tú sola no harás la diferencia”, aunque a veces, como este cuento nos enseña, una acción puede inspirar muchas más, causando la lluvia que tanto necesitaba la milpa.
En el dibujo que acompaña la historia, se puede observar al campesino mirando al cielo y muchos de los que estudiaron en esa época lo relacionaban con Canek, un personaje de otra lectura cuyo autor y también ilustrador fue Ermilo Abreu Gómez.
La Junta de Los Ratones
Esta narración bien podría ser uno de los primeros problemas de lógica de los mexicanos. La premisa de la historia gira en torno a unos ratones, quienes están en busca de la solución a sus problemas, o a su problema, para ser más específicos: el gato. Después de mucho debate, un ratón grita una buena opción: ponerle un cascabel al minino, pero se queda en una idea más ya que ninguno se atreve a acercarse tanto al bigotón y siendo honestos, ¿quién podría culparlos?
El cuento tradicional puso a muchos a pensar más allá de la solución inmediata y la importancia del trabajo en equipo. Como dato curioso, ¿sabías que las notas musicales que aparecen en la ilustración denotaban un rock? #ClásicosOchenteros
Los Primeros Dioses
Otra de las narrativas favoritas de los libros de lecturas fue aquella de la mitología y qué mejor manera de acercarnos a este mundo literario que con las pertenecientes a la época prehispánica. Este mito narra el origen de la vida, por lo que fue clave para la cosmogonía de varias civilizaciones como la mexica, la tolteca, la teotihuacana, la maya y la olmeca; relatando el nacimiento de Tlatlauhqui, Tezcatlipoca, Quetzalcóatl y Huitzilopochtli, quienes se encargaron de formar a las personas, así como los días, el infierno, los cielos y el agua, la cual daría de comer, pero también la que ocasionaría inundaciones en Circuito. Además del texto, las ilustraciones que hacen uso de las convenciones del códice son un buen acercamiento que aunque no entendiéramos por completo, despertaba nuestra imaginación por sus coloridas formas.
El Rey Midas
Otra mitología recurrente en los libros de la SEP es la griega y aunque hay muchas para escoger, el texto El Rey Midas es, sin duda, uno de los favoritos de ésta y otras generaciones. Y cómo no si tener el poder de convertir todo lo que tocas en oro puede sonar atractivo para chicos y grandes por igual, más si se tienen guantes y cuchillos para evitar las desgracias que pasó el protagonista. Pero claro que la ambición desmedida tiene su precio y pese a lo atractivo que pueda parecer, seguro tendría otros efectos adversos que, al igual que Midas, nos harían arrepentirnos de nuestro deseo.
El Conejo de la Luna
Otra leyenda que se quedó grabada en nuestras mentes y, más aún, en nuestros corazoncitos, es la de El Conejo de la Luna, donde un conejito de campo se ofrece como comida a Quetzalcóatl, quien, pese a ser Dios, también tiene que comer. Pero aquí el protagonista no acepta su oferta y, conmovido por la acción del conejo, decide inmortarlizarlo en la luna, plasmando su figura para ser recordado por todas las generaciones venideras.
Seguro que además de sacar unas cuantas lágrimas con este cuento y sus mágicas ilustraciones, te quedaste en más de una ocasión despierto hasta tarde para poder observar esa imagen en el cielo y aunque quizá no la descubriste a la primera (admítelo, es más difícil de lo que parece), desde que lo lograste, cada que había luna llena, recordabas esta bella lectura.
La Zorra y el Cuervo
La Zorra y el Cuervo es una fábula con tanta antigüedad que es posible encontrarla dentro de las fábulas de Esopo, literatura de la antigua civilización griega y seguro que ya llevaba otros más siendo transmitida mediante la palabra oral. Se trata de todo un clásico que aún es relevante hoy en día y quizá sea por su moraleja de humildad y astucia, por la simplicidad de su prosa o simplemente por lo divertido que es imaginarnos una escena donde el cuervo, sintiéndose elogiado por una zorra, olvide que cuando abra la boca para cantar tirará el queso que tanto le costó conseguir; pero lo único certero es que es un texto que uno nunca se cansa de revisitar.
Francisca y la Muerte
Los mexicanos tenemos una relación con la muerte bastante única: la sabemos inteligente y alegre, a veces hasta amigable, pero también nos encanta hacerla pasar sus ratos duros y hacer bromas con ella. Pues en este cuento eso es exactamente lo que pasa, cuando la catrina decide darle una visita a Francisca, a quien “ya le llegó la hora”, después de 70 años de vida. Pero para llevarsela al otro mundo, primero debe encontrarla y antes de que la propia muerte pierda el tren, algo nada fácil porque Panchita se la pasa de arriba para abajo, haciendo un mandado o alimentando a las vacas, con más energía que la de varios de nosotros, ganándole a la propia muerte y, la verdad, ¿a quién no le gustaría lograr eso?.
Despedida
Y ya se está terminando esta entrada, pero antes de irnos, nos despedimos con una linda jarana que encontrabas en las últimas páginas del libro de tercero. Seguro te darán ganas de desempolvar la guitarra y cantar (esperemos afinado) estos versos. Y “si ustedes quieren seguir”, aquí les dejamos un catálogo para que busquen y recuerden sus favoritos, eso sí, no se olviden de decirnos cuáles eran.
(Fotos: cortesía)
