Así como hace cuatro años la tecnología de moda eran las televisiones 3D (qué oso), en este Campus Party se habló muchísimo de drones… y todos terminamos jugando con ellos o hasta comprando uno (para, acto seguido, estrellarlo contra una pared y ver abollada nuestra inversión). Había una jaulita para volarlos y todo, donde se organizaron torneos muy acá (lástima que no hubo chance de que Bruce Dickinson, que además de metalero es piloto de avión, hiciera una demostración). No faltaron los paranoicos que temían un incidente tipo Enrique Iglesias, porque los drones zumbaban constantemente sobre nuestras cabezas, pero fue saldo blanco.
De los ponentes magistrales, Beakman —aunque se había presentado el año anterior con el mismo show— fue el más amado y vitoreado. La nostalgia al máximo. Padrísimo. La de Bruce Dickinson estuvo rara, primero porque se llenó de metaleros con playeras de Iron Maiden que tenían la esperanza de escucharlo cantar (güeyes, había que gugulear antes), y luego porque el tío Bruce confesó tener un teléfono del Oxxo (bueno, del Oxxo inglés, ¿del Tesco?) y no ser muy fan de la tecnología; su charla fue más de emprendimiento a la antigüita, pero estuvo chida: básicamente dijo que si lanzabas un producto, tenías que convertir a tus consumidores en fans. Ay Bruce, qué fácil decirlo cuando cantas en el mejor grupo del universo. Luego, resultó que Rodolfo Neri Vela tiene más seguidores locos de lo que uno podría sospechar, ¿o será que la banda quiere foto con él, de una vez, en caso de que gane la presidencia? Y fue encantador ver a Radia Perlman, “la madre del internet”, hablando de cómo era muy insegura en la escuela a pesar de sacar puros dieces. <3
Tras bambalinas, gracias a la poderosa pulserita de prensa, platiqué con Jon ‘Maddog’ Hall, el mero mero de Linux, pero no de computadoras sino de cervezas artesanales; le dije a Denise Dresser que con maestras como ella igual sí hubiera terminado la carrera; intenté programar un dron en un taller con Chris Anderson (spoiler: no pude) y me fui a beber con Chumel Torres después de que hizo reír a (casi) todo Campus Party con su gran choro-stand-up-conferencia sobre ‘El Pulso de la República’.
Después de cinco días de ‘campusear’, se sintió gacho volver a casa. No sólo por tener que decirle adiós a la conexión de 20 GB y a la oportunidad de toparte, así casual en los pasillos, a los más grandes gurús de la tecnología y el emprendimiento. Fue más por la convivencia diaria, por toda las personas increíbles que conoces constantemente (por ejemplo: al mas grande fan y coleccionista de Lego en México, a unos chicos que desarrollaron su propio visor de realidad virtual o a los programadores que hacían paros computacionales a cambio de comida); por gente que trae proyectos fascinantes y que, seguramente, estará de ponente dentro de un par de años. Ya regresaremos para verlos y decirles “Yo te conocí cuando eras campusero”.
(Tamara De Anda)