Necios los que separan la basura. Necios los que no lo hacen. Necios los que no saben qué hacer con ella
Son un show. Están de risa. Y ahora salieron con un chiste viejo (reciclado) sobre la basura. Dicen que les importa, que es un problema que se debe resolver urgentemente, pero a mí no me van a ver la cara de desecho orgánico. A mí no me vengan con sus balandronadas inorgánicas. Sépanse Tetra Pak de ocurrencias chocarreras.
¿Empiezo? Ahí les va la buena nueva o la vieja reciclada: ahora vamos a separar la basura en Chilangolandia.
Sí, ooootra vez nos invitan a reciclar la basura, a separarla por características físicas. Como en casa separamos el cajón de los calcetines del de las cucharas y los tenedores. Como cuando se separan a los hombres de las mujeres en las escuelas (para no permitirles destacar en lo que ellas quieran destacar). La basura se separa hasta en las elecciones: en este bote, vote PRI; en este bote, vote Morena; en este bote, vote PRD; en aquel, por el Verde y en ese otro, por los independientes. Separemos la basura política de la otra basura política. ¿Por qué no invitar a separar la mierda del vidrio; la cáscara de plátano del papel con que se imprimió la constitución de esta ciudad; las pilas del papel en que los ciudadanos hicieron peticiones de urgencia a los candidatos en campaña para la colonia que visitaron? En este bote se tira el dinero de los chilangos gastado en publicidad y campañas, y en este otro separamos los códigos morales y éticos que prometimos cumplir y que nunca cumpliremos.
Nací y soy como cualquier mexica de esta ciudad fundida (ya no fundada) entre nopales transgénicos y águilas (en peligro de extinción) que devoran serpientes que se venden en mercados y que sobrevivieron a un viaje de 10 horas en maletas documentadas ilegalmente en aviones. Y desde que tengo uso de razón (es un decir), los ciudadmexas siempre hemos intentado separar la basura, entregarla separada a los camiones recolectores y así hemos buscado salvar —con orden y progreso— las coladeras, los tiraderos y nuestra salud. Hemos “intentado”, porque nunca lo hemos logrado. La basura ha sido todo, menos algo que controlemos. Bueno, hasta han nacido mercenarios políticos como el Rey y el Príncipe de la Basura, quienes influyen directamente en la política capitalina. Tal vez ellos personifican el éxito de cómo tratamos la basura. Somos una pifia.
Este fin de semana, las autoridades mexas nos dijeron que la basura orgánica —restos de verdura, cáscaras de fruta, semillas, huesos, lácteos, sobrantes de comida, té, filtros, residuos de jardinería— se recogerá solamente los martes, jueves y sábados. Mientras que los inorgánicos reciclables —papel, cartón, plástico, metal, vidrios, envases— y los inorgánicos no reciclables —aquello que no se puede reutilizar y sí es basura, como colillas de cigarro, envolturas metálicas, pañales, toallas sanitarias y papel higiénico— se recogerán los demás días de la semana. Finalmente, los residuos voluminosos y de manejo especial como televisores, refrigeradores, lavadoras, computadoras, celulares y muebles rotos serán recolectados los dominguirris.
Qué gran idea. Y ahí me tienen: separando la caca de mi perro de los orgánicos que sí se pueden reciclar; ahí estoy separando la colilla de cigarros que mis amigos fumadores desecharon en mi casa del vidrio de los vasos que se rompieron (hasta me corté a lo pendejo); separé los envases usados de los cascarones de huevo y basura orgánica que huele como diputado corrupto. Y es que organicé cena y festejo en casa para celebrar esta nueva medida.
¿Qué sucedió el domingo cuando quise entregar unos muebles rotos por los borrachos que asistieron a la celebración? No pasó el camión. El lunes que me tocaba tirar los inorgánicos que magistralmente separé con mis manitas santas, los del camión los revolvieron con todas las otras bolsas recolectadas esa mañana, de otras casas, desde otras calles y que… ¡no estaban separadas! ¡Y además me cobraron 20 varos! Y que si no les pagaba, no volverían a pasar.
Ahí está su pinche nueva idea. Luego oí a un funcionario chilango que no es obligatorio hacer todo lo que llevo explicando en esta página. ¡¿Qué?! No hay sanción para quienes no lo cumplan. ¡NMMR! Son un chiste. Les propongo separar a los servidores públicos así: en una bolsa, los que sí respetan las reglas; en otra, los que no estaban enterados de las reglas; en otra, los que no quieren cumplir las reglas; y otra más con los que cobran por cumplir las reglas. Y luego me vienen con sus inventos de primer mundo. Ridículos.