Ciudad de necios| ¿Y si sobrevivo a un socavón?

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Pagas por la construcción de avenidas llenas de baches, caes en ellos y te roban, y eso cuando no te secuestran o asesinan. No, no exagero.

 

México es un socavón. Estamos en el hoyo. Hay quienes mueren diariamente ahogados en el boquete de la violencia. La corrupción e impunidad desatadas en el gobierno de Peña Nieto nos tienen enterrados vivos. Pero seguimos vivos. Mal que bien, vivos. Unos más jodidos que otros, pero vivos. Cualquier cosa que signifique estar vivos.

Los boquetes y socavones desatan las metáforas, pero también son literales en nuestra vida cotidiana. Diana es madre de una niña de ocho años. Diana la sentó en el lugar del copiloto del coche familiar. Transitaban sobre avenida Gran Canal cuando el coche pasó por un boquete que hizo que el auto perdiera la llanta. La niña se estrelló en el parabrisas y su cara rebotó en el tablero. Se rompió la nariz, los dientes y su quijada se zafó.

La aseguradora canalizó a la niña con los servicios médicos y se recupera satisfactoriamente. Diana nunca se perdonará la imprudencia. “Me descuidé, me distraje. Ahora busco encontrar de lo perdido… algo”, me dijo. Ese “algo” es una denuncia al gobierno capitalino por no dar mantenimiento a las calles y provocarle los daños que registró el coche. “Pero la imprudente fuiste tú al traer a la niña sin cinturón”, digo. “Sí —responde— y estoy pagando en vida mi imprudencia. Ahora quiero que las autoridades respondan por su parte: ese hoyo nos pudo haber matado”.

Las autoridades dicen que no la indemnizarán porque el coche debió de permanecer en el lugar del incidente hasta que los peritos llegaran. Diana, en esa tarde lluviosa, se concentró en la atención médica para su hija y el coche fue remolcado. Nadie responde por el hoyo. El jueves pasado lo taparon, pero recorrí la avenida hasta Río de los Remedios y los hoyos se multiplican como peces. Con estas aguas son eso: peceras puercas.

Cerca de ahí, el periódico Reforma retrató a dos jóvenes que cobraban por avisar a los coches de un socavón lleno de agua. Uno de ellos sumergía la mitad de su cuerpo en el agua sucia, mientras el otro se dedicaba a cobrar.

¿Qué les queda a los chilangos que transitan con seguro pagado, papeles en regla y cinturón de seguridad puesto cuando se encuentran con un bache o socavón? Nada.

Las autoridades evaden su responsabilidad. Cuando un coche pierde las llantas por caer en un bache, nadie responde. El chilango tendrá que pagar los daños provocados por el Estado. No hay de otra. Ni las aseguradoras responden por esas pérdidas, a menos que se pague otra fortuna por una póliza que cubra específicamente esos daños. Pero ¿por qué? ¿A qué debemos esta total indefensión?

Circular en la de por sí colapsada CDMX es una trampa de inicio. Si no te asaltan, te violan o te secuestran, o te toman una fotomulta erróneamente o te extorsiona un policía o caes en un bache. Y siempre será tu responsabilidad resolver la tragedia.

Caer en uno de los miles (tal vez millones) de baches, topes o zanjas mal atendidas por las autoridades es perder tu coche, así como uno o varios días resolviendo por ti mismo el caso.

Negligencia de las empresas al construir las calles y avenidas al ahí se va. Negligencia e irresponsabilidad de quienes otorgaron esos contratos. Negligencia en los materiales usados. Negligencia por no dar mantenimiento adecuado. Negligencia y desamparo cuando los servicios de emergencia no te asisten, sino que, una vez accidentado, te extorsionan y te roban: “Llegaron dos policías en moto. A uno lo caché sacando unos perfumes que traía en la cajuela”, me cuenta Diana sobre el día del accidente.

Los hoyos asaltan: lo hemos visto en las autopistas de este país y ahora se reportan en varias zonas de la capital: alguien hace un hoyo, tu coche cae, las llantas se ponchan, intentas cambiarlas o esperar a que llegue la ayuda y en ese lapso te asaltan. Chingón.

El Paso Exprés de Cuernavaca que se tragó vivos a padre e hijo que salían a chambear es el ejemplo metafórico de lo que este país es. ¿La culpa es de la basura? ¿Del drenaje? ¿La culpa es de alguien más? Eso somos: irresponsables que responsabilizan a alguien más. Por eso las autoridades nunca se hacen responsables. Por eso los baches y el asfalto mal construido son un gran negocio para las constructoras… y quienes les autorizan contratos y licitaciones. Chingón.