A pesar de ser uno de los escritores latinoamericanos más influyentes, Felisberto Hernández ha sido injustificadamente relegado por la industria editorial mexicana. Y a pesar de que su obra marcó a escritores de la talla de Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Juan Carlos Onetti, Carlos Fuentes e Italo Calvino, sus libros, la mayoría publicados por sellos sudamericanos, son difíciles de encontrar en las librerías chilangas.
Nacido en Montevideo, en 1902, publicó su primer libro a los 23 años y a lo largo de sus seis décadas de vida presentó ocho volúmenes más. Dedicó gran parte de su vida a la música: a los nueve aprendió a tocar el piano; a los 16 se convirtió en maestro y acompañaba películas en varios cines de la capital uruguaya.
La buena noticia es que Jus acaba de editar en México Relatos para piano, volumen que reúne siete cuentos del escritor uruguayo que previamente fueron publicados en títulos como La envenenada y Libro sin tapas, entre otros.
En “Tal vez un movimiento”, un hombre es feliz encerrado en un manicomio ya que por fin podrá realizar una idea que le ha rondado en la cabeza durante muchísimo tiempo, una idea que, aunque no es muy clara, es toda una obsesión. El protagonista de “El cocodrilo” es un expianista que ahora se dedica a viajar de ciudad en ciudad, vendiendo medias sin mucho éxito, hasta que descubre que lo único que tiene que hacer para llamar la atención de la gente es ponerse a llorar. Mientras que en “Explicación falsa de mis cuentos”, un escritor compara la creación de un relato con el cuidado de una planta, para finalmente reconocer que cada uno tiene vida propia y que es imposible explicar su origen.
En los cuentos que conforman Relatos para piano, la música de las palabras resulta fundamental y su publicación es el pretexto ideal para acercarse a la obra de Felisberto Hernández. (Relatos para piano, Felisberto Hernández, Jus, México, 2017, 110 páginas, $310)