La colonia Guerrero formó parte de los primeros cuadrantes que se trazaron para delimitar a la Ciudad de México, su creación data de 1873.
En un inicio se le conoció como colonia Bellavista y de San Fernando. La colonia Guerrero se estableció a finales del siglo XIX y XX, y por ser estelar de la época porfiriana su estilo arquitectónico lo refleja, aunque —por muchos descuidos— ha perdido gran parte de las antiguas edificaciones.
Una de las edificaciones más antiguas es la que resguarda la iglesia de Santa María la Redonda. Fue construida por los indígenas después de la conquista, dirigidos por franciscanos quienes dedicaron la iglesia a la Asunción de María Santísima. En este mismo templo se edificó una escuela para estudiantes indígenas. Esta iglesia tenía el control del panteón de Santa Paula, el cual abrió en 1779 para recibir a la víctimas que murieron a causa del cólera. Cinco años después funcionó formalmente como panteón y para 1836 fue declarado cementerio general, ya que los panteones vecinos o que estaban cerca comenzaban a saturarse.
Por muchos años, este panteón fue de los más cotizados en la capital. Todo mundo quería ser enterrado ahí. De hecho, allí reposaban los restos del expresidente Melchor Múzquiz y la pierna de Antonio López de Santa Anna, misma que fue saqueada de su fosa un 6 de diciembre de 1844 y paseada por todas las calles de la ciudad. El panteón de Santa Paula fue clausurado y en su lugar está hoy el Palacio de Bellas Artes.
En la colonia Guerrero permanece el Panteón de San Fernando que era uno de los más caros de la ciudad. Al ser un cementerio muy pequeño, se podía mantener en orden, lo que ocasionó que parte de la alta sociedad de la época pidiera ser enterrada ahí. Por lo mismo, personajes como Melchor Ocampo, Miguel Lerdo de Tejada, Ignacio Comonfort e Ignacio Zaragoza se encuentran reposando en ese panteón considerado el primer panteón de hombres ilustres. Benito Juárez decretó el cierre de muchos panteones que estaban cerca de la capital con la finalidad de dejarlos a las afueras, así que el panteón cerró y casualmente volvió a abrir para recibir los restos del presidente Juárez. En 1935, el Panteón de San Fernando fue declarado monumento histórico por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
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Una de las obras públicas más importantes del México independiente fue —sin duda— el primer ferrocarril urbano en la estación Buenavista. Se pensó en fraccionar los alrededores para los trabajadores del ferrocarril y construir una nueva plaza que permitiera a los habitantes hacer sus compras. Algunas familias adquirieron unos lotes que permitieron construir grandes mansiones, pero a la par muchas familias humildes llegaron a habitar la colonia para poder trabajar cerca de la capital.
Con la construcción del ferrocarril, la colonia atrajo a nuevos comercios y vida cultural. En el terremoto de 1985, la colonia sufrió muchos daños y el gobierno capitalino expropió muchos inmuebles para construir en ellos viviendas para los damnificados. Los años han pasado por esta colonia y los cambios son muy notorios, ya no es esa colonia que la alta alcurnia chilanga visitaba; se hizo de mala fama y sirvió de escenario para el cuento de Rulfo ‘Pedazo de noche’.