Para algunos chilangos que viven por el norte de la capital, mencionar el nombre de la colonia Lindavista es hablar de casas bonitas, bares, restaurantes, centro comerciales y colegios, sin embargo la historia de este lugar va más allá.
La colonia Lindavista fue edificada sobre los terrenos del Rancho Los Pirineos, propiedad de gente muy adinerada de su época, se cuenta que este lugar fue uno de los más modernos y el mayor productor de leche del país, pero de ese lugar hablaremos más adelante.
Retomando la historia de la colonia Lindavista, se dice que empezó su urbanización por allá de 1932, el estilo de las construcciones fue inspirado en lo colonial californiano, se pensó en edificar casas como las de Beverly Hills y esto estuvo a cargo del empresario Teodoro Gildred.
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La colonia Lindavista tuvo tanta popularidad que llegó a ser habitada por actores como Ignacio López Tarso, Pedro Infante y María Félix. Para la década de los 70, esta colonia era la favorita para ser habitada por el medio artístico, entre los que destacan el compositor José Cantoral, el escritor Roberto Bolaño y se cuenta que la primera dama Angélica Rivera también vivió aquí.
Las calles de la colonia tienen nombres de las ciudades de América del Sur, en las que fundador de la misma, quien además era piloto, aterrizó. Pero demos un paseo y descubramos qué joyas aún se encuentran vivas en la colonia Lindavista.
Antiguo Cine Lindavista
Como lo mencionamos en un principio, la colonia se edificó en lo que fuera el Rancho de Los Pirineos, los propietarios eran los hermanos Oyamburu Arce. Este rancho formaba parte de una serie de propiedades de la familia, que colindaban con otras colonias aledañas como el Rancho El Rosario en Azcapotzalco.
Para no correr el riesgo y debido a las malas experiencias, porque durante el gobierno de Lázaro Cárdenas ya les habían expropiado los terrenos que hoy pertenecen al Instituto Politécnico Nacional, se vieron en la necesidad de vender de manera fraccionada sus propiedades, dejando sólo lo que vemos en la imagen.
De lo poco que pudimos averiguar con los vecinos, comentaron que ahora es un centro de eventos sociales, otros nos dijeron que es una casa particular. El chiste es que no se lograron poner de acuerdo, lo que sí nos aseguraron es que su interior cuentan con alberca y boliche.
El Reloj
Pero sin duda, una de las joyas del barrio se encuentra marcada con el número 230 del cruce de las calles Buenavista y Managua, nos referimos a la casa que fuera del compositor Roberto Cantoral, para llegar a ella nos tuvimos que adentrar a las entrañas de la colonia.
El portón de la casa es blanco y de él destaca en color dorado la primera estrofa de la canción “El Reloj”, a pesar de que hace algunos años el artista falleció, aún se puede ver por las calles algunos curiosos que quieren conocer esta propiedad.
Otro Cine que murió en el olvido
En lo que hoy es el Centro Cultural Futurama se encontraba el cine que portaba el mismo nombre, contaba con más de mil 400 butacas, por lo que se consideró como el más grande de América Latina, a la voz de “Véala en Futurama y varios más”, los encargados del lugar invitaban a los cinefilos a asistir.
La inauguración del cine fue el 15 de mayo de 1969, pero una terrible desgracia cayó sobre él. Nos referimos al terremoto del 85, después de la terrible tragedia el cine que durante décadas cautivó la atención de sus espectadores, fue abandonado.
En 2008, lo que era el Cine Futurama fue remodelado y se conviritió en el Centro de Arte y Cultura Futurama, donde se montan exposiciones, muestras de cine y además puedes tomar diversos talleres.
Bellas construcciones